Ya no tenía cómo ser campeón. Las matemáticas lo ilusionaban para renovar su vínculo con la Copa Libertadores. Si no sacaba los quince puntos estaba perdido. Colo Colo igualó a un gol frente al O’Higgins del Fantasma Figueroa y ahora incluso arriesga su presencia en la Sudamericana de 2019. Ese es, precisamente, el último objetivo a conquistar en el término de temporada. 

Fue un partido mezquino en El Teniente de Rancagua. Lucas Barrios apareció a cuentagotas para ilusionar a los blancos con la victoria. Pero sin la decisión correcta. El 1-1 estaba instalado y había llegado para quedarse. Parecía que a nadie le molestaba demasiado. Gonzalo Fierro dijo luego que es positivo sumar, por la cancha y por el peso del rival, cuando el Cacique arrastra ocho juegos de penurias. No gana desde el Superclásico de agosto.

Otra vez empezó abajo en el marcador. Ramón Fernández, el de más lucimiento en el local, dejó el balón en el área visitante para que Albert Acevedo pivoteara y Juan Fuentes, de diestra, lo colocara en la parte más inferior de la meta. Y, con la necesidad de al menos rescatar algo, Juan Manuel Insaurralde lideró el incremento en la fuerza ofensiva con un cabezazo a asegurar como reacción al rebote de Miguel Pinto con Lucas atosigando.

Poco más. Varios cambios de hombre por hombre, la reaparición de Paredes, Mazzola cambiando el foco de búsqueda del local, Valdivia filtrando, nadie queriendo ganar ni teniendo los argumentos para. El final de las posibilidades para que Héctor Tapia meta a su equipo en la Libertadores.