Un entrenador como Ernesto Valverde, tan formal y diplomático para declarar en las ruedas de prensa, termina hablando con sus acciones. El técnico de Barcelona, para enfrentar este miércoles a Inter, por la Champions League, decidió que el reemplazante de Lionel Messi sea Rafinha y no Ousmane Dembélé, quien, a priori, parecía ser el principal candidato. ¿Qué mensaje se esconde en esta medida? ¿Se trata de un castigo para el francés o sólo una variante táctica para tener más peso en el mediocampo?

Para encontrar una pista que conduzca hacia una respuesta sirve escuchar otra vez una declaración que el propio Valverde realizó en la previa del encuentro ante el equipo italiano. “Todos podemos perder balones; la cuestión es lo que se hace después, en la reacción que tienes ante la pérdida”, aseguró el DT. ¿Cómo se puede traducir esta frase? Al ex-Athletic le molesta que el delantero baje los brazos cuando una jugada no le sale.

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Resulta extraño, claro está, porque, de este modo, Valverde prefiere al brasileño (en agosto, estuvo a punto de pasar al Betis) antes que el jugador que costó más de cien millones de euros y llegó a Cataluña para reemplazar a Neymar, ni más ni menos.

Otro dato, no menor: tras la lesión de Messi ante Sevilla, el francés ingresó por el 10, pero no aprovechó su oportunidad y su desempeño fue bastante gris…