Con un gol –su tercero en la campaña– e increíbles números en la faceta de la precisión entre sus entregas, Erick Pulgar se anotó una sensacional actuación ante el Milan, al que junto con su Fiorentina venció por 3-1 en San Siro en el gran golpe de la sexta jornada de la Serie A.

Entregó bien 45 pases entre 48 intentos (93.8% de acierto), solo por detrás de su compañero Nikola Milenkovic, que cedió correctamente 47 de 49 alcanzando un porcentaje insuperable de 95.9.

Ubicado en el mediocentro, junto a Milan Badelj y Gaetano Castrovilli en el inquebrantable 3-5-2 de Vincenzo Montella, el ex Bologna resguardó en el círculo central los intentos de trascender de Hakan Calhanoglu y, en la faceta ofensiva, estuvo cerca del doblete de no ser por su solidaridad. A los catorce minutos, sirvió de derecha, engañando a Donnarumma y rematando al rincón, el penal que los adelantó momentáneamente y, con el marcador aún más cómodo por el tanto de Castrovilli, otro penal a favor de la Fiore esta vez lo sirvió Federico Chiesa y Gigi respondió solvente en el centro de su arco (70′).

Chiesa se recompuso y fue más generoso al habilitar al aplaudido por todos Franck Ribéry, que controló ante dos marcas y definió de manera letal, con su diestra, al primer palo. Del maquillaje en el marcador se encargó Rafael Leao, que apiló defensores antes de ubicar la pelota en el ángulo de Dragowski.

Pulgar celebra por su influencia en las dos facetas del juego, el de defensa y el de ataque. Remató cuatro veces, dos al arco. El gol, otro -desde fuera del área- que se lo contuvo Donnarumma, le bloquearon un tercero y se perdió por la izquierda el menos claro de todos. Probó, siempre, y ganó un partido que ubica a la Viola en la mitad de arriba de la tabla: hace una semana estaba hundida en la zona del descenso. Ya supo levantarse con fuerza (y con sello chileno).

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