Parecía imposible que Real Madrid fuera a perder ese partido. Iker Casillas. Roberto Carlos. Sergio Ramos. David Beckham. Zinedine Zidane. Ronaldo. Robinho. Raúl. Demasiados nombres, mucho peso. Pero el fútbol, a veces, tiene la cuota del momento. Y, a fines del 2005, varios de esos jugadores empezaban un fino descenso hacia la despedida. Del otro lado, había un joven de sólo 18 años que hacía un verdadero desastre y colaboraba para que otro monstruo tuviera uno de los grandes partidos de su vida. El niño Messi y el imparable Ronaldinho eran demasiado para cualquiera que se pusiera enfrente. Era su momento en la historia.
EL BRUTAL PATADÓN DE MARCELO A MESSI
Obligado a estructurarse en un sistema demasiado forzado, impuesto por Vanderley Luxemburgo, Zinedine Zidane jugaba por la banda, a la izquierda del uruguayo Pablo García, con bastante necesidad de preocuparse por la marca y sin que pasara mucho juego por sus pies. En ese Clásico del 19 de noviembre del 2005, al Real Madrid no le quedó otra que parar con infracciones a Messi, que cada vez que tocó el balón corrió hacia adelante, desafiante, desfachatado, irrespetuoso. Y a eso se agregó el torbellino de Samuel Eto’o junto al desequilibrio de Ronaldinho. Una pesadilla para el Merengue.
En la jornada que todos recuerdan por la brillante actuación de R10, hubo una secuencia que, en ese momento, no tuvo valor pero hoy sí toma repercusión. Todavía se debe acordar Zinedine Zidane cuando, a los 33 minutos del primer tiempo, necesitó descargar una patada baja para frenar a Lionel Messi, que desde la derecha se metía en el área y volvía a poner en peligro la portería de Casillas.
La infracción no fue sancionada con una tarjeta amarilla por el árbitro Iturralde, pero varios de los compañeros de Messi, con Xavi, a la cabeza, pidieron una sanción más dura. Zidane, que unos seis meses más tarde, a los 34 años, iba a colgar las botas en el Mundial de Alemania, no dijo nada. Al argentino ni siquiera le pidió disculpas, ni lo miró.
Barcelona le ganó 3 a 0 en el Santiago Bernabéu. Fue uno de los primeros anuncios del equipo catalán al resto del mundo: se venía una época de oro.
Obligado y ¿convencido? de que Ronaldo es el mejor del mundo, cada vez que le preguntan por Messi a Zidane, el francés prefiere esquivar la respuesta sólida. Pero la realidad es que ya hace mucho que lo tiene en la cabeza. Desde el 2005 que lo sufre. Tanto, que un día tuvo que recurrir a una de esas acciones que no le divertía nada.
FUENTE: OPTA