Sólo 90 minutos le habían alcanzado a Manchester City para cumplir el objetivo. El 4-0 en territorio suizo dejó encaminada la serie de octavos de final, que debía cerrarse este miércoles en el Etihad Stadium.

Como muestra de la tranquilidad que reinaba en los Citizens, Pep Guardiola decidió dejar en el banco a Sergio Agüero, Kevin De Bruyne y Nicolás Otamendi. Y la calma fue tanta, que llevó al equipo inglés a clasificarse a los cuartos con una derrota por 2-1 con Basilea.

La energía y ambición del local se apagaron con el correr de los minutos. Porque empezó con entusiasmo e intentó demostrar que quería hacer más abultado el marcador global. Y lo consiguió rápido, gracias a la conducción de Leroy Sané, quien asistió a Bernardo Silva y el portugués que brindó el pase debajo del arco para que el brasileño Gabriel Jesus sólo la tuviera que empujar a los 7 minutos de juego.

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Marchó de mayor a menor el líder de la Premier League y le concedió la posesión -de esa que tanto presume el equipo de Pep- al conjunto helvétivo. Es por eso que no tardó en llegar con riesgo al área local. Y a los 16′ fue Mohamed Elyounoussi el que sacó rédito de una estática defensa y remató fuerte ante un Claudio Bravo que no pudo evitar la igualdad.

Pese a la desconexión, el elenco de Manchester consiguió sostener el resultado y recién sufrió el segundo golpe a los 25′ del complemento, a partir del tanto de Michael Lang. Brahim Diaz -en lugar de Ilkay Gündogan- y Tosin Adarabioyo (por Phil Foden) fueron las únicas modificaciones del técnico catalán, que no se desesperó ante la caída y su equipo sólo debió consumir minutos hasta el cierre.

Segundo traspié de los Citizens en la actual edición de la Champions League, otra vez en un partido de relleno como fue en la fase de grupos con Shakhtar Donetsk, que juegan con margen y administran energías para la recta final de la temporada.

 

Fuente: OPTA