Cuando Paul Tierney marcó el entretiempo en el Vitality Stadium, la sensación era una sola: el local, el Bournemouth que está en puestos europeos tras once partidos de Premier, no lo ganaba a Manchester United por esa jugada aislada que lideró Alexis Sánchez y que se convirtió en el 1 a 1 (Martial). Del local era todo lo demás: el control posicional, las mejores combinaciones -Cook y Stanislas se impusieron rápido-, primaba su precisión y advertían de entrada con Wilson en el centro del área.
Cuando Tierney decretó el triunfo del United de Mourinho, no sorprendió el resultado porque en el segundo tiempo el cambio fue drástico, radical, respetando la historia e imponiéndose con agonía para igualar en puntaje a su rival de turno y volver a escena en la competición.
Alexis tuvo tres ocasiones para marcar, porque además de la asistencia en la que recuperó, recibió en posición de centro colándose entre Smith y Lerma y habilitó exigiéndose hasta caer al piso, le rechazaron un intento de diestra y su cabezazo encontró las dos manos de Begovic.
Mou acertó con el ingreso de Ander Herrera. El español tuvo dos remates que pasaron muy cerca, uno con cada pierna desde distancia y filtró la más clara antes del gol del triunfo, en ese paradón de Begovic a Lingard en el mano a mano. Lingard ingresó por el mejor Alexis de la temporada en el minuto 78.
Rashford entró activado y se ubicó como 9. En la primera que tuvo, le erró frente a Begovic tras un tiro libre estampado en el palo por Ashley Young. En esa, Pogba también se lo perdió frente a la línea de meta. En el descuento, cuando los recursos se entendían explotados a su máximo, Pogba centró, Aké resbaló, Rashford controló, Smith calculó mal, la incertidumbre reinó, el castigo tardó, Begovic no pudo ser héroe y Manchester United quedó bien aspectado antes de Juventus y Manchester City, siempre como forastero.