Escribir “Fernando Gago” y “lesión”, en cualquier buscador, puede arrojar un cúmulo de noticias que parecen infinitas. Desde cuando el volante defendía los colores de Real Madrid hasta la actualidad en BocaPintita sufrió decenas de lesiones que lo dejaron durante mucho tiempo fuera de las canchas. En la final de la Copa Libertadores que ganó River Plate en el Santiago Bernabéu, dijo romperse el tendón tras dejar a su equipo con 9 futbolistas.

En la capital española, a partir de la llegada de José Mourinho, el argentino empezó a perder la titularidad debido a una serie de desgarros y, sobre todo, a un esguince severo del ligamento lateral de la rodilla izquierda.

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Su maleficio no terminó pronto, está claro. Si bien en Roma, cuando jugó al lado de Totti, logró recuperar su mejor versión física (a pesar de una gran torcedura que debió soportar su rodilla derecha, pocos meses después de fichar con el club italiano), la poca fortuna continuó acompañándolo, haciéndole marca personal. Ya en Valencia, los fantasmas reaparecieron con fuerza y volvió a mirar varios encuentros desde la tribuna, gracias a los repetitivos problemas que acumulaban sus piernas.

Su retorno al país, en el verano de 2013, para jugar en Vélez, no fueron tampoco los deseados. Su físico continuó fallando y frenando la marcha: por ejemplo, sólo estuvo en 9 de los 29 partidos que disputó el conjunto de Liniers durante los primeros seis meses del año (entre Copa Libertadores y certamen local).

Una vez más en Boca, los desgarros y los diferentes problemas musculares se hicieron moneda corriente. De hecho, su vuelta al equipo que lo vio nacer futbolísticamente estuvo acompañada por un nuevo desgarro , y tardó cinco fechas en debutar con la camiseta azul y amarilla.

Ya en esta segunda y actual etapa en La Boca, se recuerdan los dos Superclásicos en los que sufrió las peores lesiones de su carrera: se rompió dos veces el tendón de Aquiles.

Pero la maldición comenzó antes. En abril de 2014, ante Colón, sufrió una distensión de ligamento en su rodilla izquierda por la que casi se pierde el Mundial . Ya en Brasil, después de todo, pudo estar, pero, a su vuelta, en el Torneo de Transición, una distensión en el músculo pectíneo de la cadera lo apartó nuevamente del césped.

En noviembre de ese año, en un Superclásico por la vuelta de la semifinal de la Copa Sudamericana, en el que Boca quedó eliminado, Pintita salió a los 41 minutos del primer tiempo por una distensión en el aductor derecho que lo dejó sin jugar hasta 2015, año en el que sufrió la primera lesión en el tendón.

Dicha temporada comenzó con un desgarro en el recto anterior del muslo derecho, sufrido en marzo ante Defensa y Justicia. Y terminó de la peor manera: el 13 de septiembre, en el Monumental, Gago dejó el campo de juego a los 28 segundos de comenzado el encuentro. Luego, se confirmaba lo peor, la rotura de su tendón de Aquiles izquierdo . Después de ser operado y tras cinco meses de recuperación, el volante volvía a jugar por el Torneo de Primera División ante Temperley.

Luego llegaría otro duro golpe. El 24 de abril de 2016, otra vez frente a River, Gago se tiró al piso con claras muestras de dolor tras un forcejeo con Alario y a las pocas horas se confirmaba una nueva mala noticia para él y para todo Boca: otra vez se había roto el tendón de Aquiles izquierdo. Después de seis meses y una nueva intervención quirúrgica, Gago volvió a las canchas una vez más. Primero lo hizo en un partido de Reserva, luego fue titular contra San Lonrezo el 27 de noviembre de aquel año y  rápidamente se convirtió en figura.

Tan buen nivel mostró el mediocampista desde su regreso que, casi un año después de su vuelta, se ganó el regreso a la Selección argentina. Pero la alegría por la convocatoria de Jorge Sampaoli rápidamente se convertiría en un nuevo calvario. El 5 de octubre de 2017, pocos minutos después de haber ingresado en el partido contra Perú, Pintita realizó un mal movimiento cuando intentó girar y al instante supo que era de gravedad: “Me rompí los cruzados”, le dijo a Lionel Messi dentro de la cancha. Poco después se confirmó la lesión en el ligamento cruzado lateral interno de la rodilla derecha,

A pesar de ese nuevo golpe y de un nuevo paso por el quirófano, el volante no bajó los brazos y se propuso recuperarse en tiempo récord para tener chances de llegar al Mundial. Y parecía que lo lograría: apenas cuatro meses y medio después de la operación, el 1 de marzo Gago recibió el alta médica y comenzó a entrenarse a la par de sus compañeros. Sin embargo, la esperanza duró menos de una semana.

El martes 6 de marzo, durante la práctica, el volante sintió dolores en la rodilla operada y fue sometido a nuevos estudios, que confirmaron un desprendimiento en las adherenciasdel ligamento reparado. Tuvo que esperar más de un mes hasta que el 9 de abril, día en que cumplió 32 años, pudo volver a entrenarse con normalidad y, una semana después, integrar la práctica de fútbol. Sin embargo, al día siguiente volvió a quedar apartado. El 5 de mayo volvió a las canchas: jugó 45 minutos en la Reserva ante Unión y, una semana más tarde, jugó sus primeros minutos en Primera contra Huracán.

La pretemporada en Estados Unidos debía ser el momento para que se ponga a punto y pueda llegar a la par de sus compañeros al inicio de la temporada. Con la mira puesta en la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, se cuidó de hacer trabajos de intensidad y, así, llegar al cien por ciento. Sin embargo, en el primer amistoso informal ante Miami United sufrió una molestia y no pudo terminar el partido. Se volvió a Buenos Aires y, tras realizarse algunos estudios, se confirmó que sufrió un desgarro que lo apartó de las canchas nuevamente y que ponen un signo de interrogación sobre su continuidad en la actividad profesional. Y en diciembre lo de la Copa en Madrid…