Cualquier traspié entre Liverpool y Manchester City puede ser clave en la pelea por el título en la Premier League. Por eso, los Reds celebraron en gran forma el triunfo agónico y fortuito en Anfield frente a Tottenham, con el 2-1 convertido al minuto 90 por el gol en contra de Alderweireld.
Al cuarto de hora de juego, Roberto Firmino sentenció la apertura del marcador con un cabezazo implacable que hizo estéril el intento de Hugo Lloris bajo los tres palos. El conjunto de Jurgen Klopp tomó valor para manejar el encuentro y se fue al descanso con mínima ventaja, pese a tener más ocasiones para aumentar la diferencia.
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Los Spurs crecieron en el complemento y consiguieron la paridad, en una acción rápida que encontró desprevenida a la última línea de los Reds. Harry Kane salió rápido de un tiro libre en mitad de cancha, la jugó largo hacia la derecha para un Kieran Trippier que no dudó en centrar, Christian Eriksen habilitó a Lucas y el brasileño sólo la empujó.
La suerte estuvo del lado del local y, claramente, a contramano de Toby Alderweireld: al minuto 90, el enésimo balón al área encontró el cabezazo de Mo Salah en el segundo palo, Lloris la tocó para rechazarla y el rebote dio en el defensor belga, que la mandó dentro de su propio arco.
Poco importó la forma en Anfield. Liverpool celebró la victoria que lo deja en lo más alto con 79 puntos, dos por encima de un Manchester City que en la semana recibirá a Cardiff.