La edición 2019 de San Lorenzo, deslucida en el plano local, donde finalizará último en la Superliga, tiene una cara totalmente diferente y mucho más feliz a nivel internacional: en el Nuevo Gasómetro volvió a ganar y lo hizo nada menos que ante Palmeiras, uno de los candidatos en la Copa Libertadores y que había ganado sus dos presentaciones anteriores.
No le sobra demasiado al conjunto de Jorge Almirón, que todavía no logra imprimirle su sello más allá de insistir siempre en salir con la pelota al piso, lo cual provoca riesgos a veces innecesarios. Lo que sí tiene este equipo es un cerebro en el mediocampo como Román Martínez, que juega y hace jugar y de sus pies salen las jugadas de peligro, como el pase para que Castellani reviente el palo. Pudo ponerse en ventaja el Verdao con una chilena de Moisés al travesaño, pero la respuesta de Reniero que pasó a centímetros del palo equilibraba el juego al menos en intenciones.
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El estallido del Pedro Bidegain llegó de la mano del Yacaré Herrera, quien remató desde el mismo lugar que había convertido el sábado ante Gimnasia gracias a un desvío, pero esta vez fue un remate seco que no pudo despejar Weverton.
De ahí en más, el equipo de Scolari permitió que se agiganten las figuras de Coloccini y Senesi, que repelieron cada avance y cerraron el arco de Monetti para que el Ciclón logre su segunda victoria por la mínima en el Grupo F, que lo encuentra como líder luego de bajar sorpresivamente al cuco de la zona.