“Me llevo el dolor de la lesión porque nos complica a futuro”. Boca le acaba de ganar por 3-1 a Godoy Cruz y se mete en los cuartos de final de la Copa de la Superliga, pero la cara de Gustavo Alfaro demuestra preocupación. Emanuel Reynoso había salido reemplazado en el primer tiempo por un golpe en su rodilla que horas más tarde se transformaría en un esguince de grado 2 que lo dejaría afuera del resto del semestre y, a la larga, del equipo.
Boca goleó a Liga de Quito en la altura y tiene pie y medio en semifinales
La llegada de Alexis Mac Allister y una pretemporada entre algodones hicieron que Bebelo deje de ser una prioridad para el DT. Apenas un puñadito de minutos en los cinco partidos que llevaba disputados en este semestre (uno solo como titular) es lo que venía aportando el ex-Talleres. Sin embargo, la altura de Quito vio el renacer de quien supo ser el mejor futbolista del ciclo del Lechuga: el entrenador pateó el tablero, lo mandó a la cancha tras la lesión de Mauro Zárate y el zurdo no defraudó.
Ingresó a los 21 minutos del primer tiempo en lo que fue una jugada de ajedrez del técnico. En vez de sostener el 4-4-2 con el que había salido a jugar de arranque, pasó a formar 4-5-1, con un triángulo conformado por el propio Reynoso, Nicolás Capaldo e Iván Marcone. Allí, más cerca de Wanchope Ábila y con Eduardo Salvio y Mac Allister a sus costados, pudo desplegar todo su fútbol: fue el hombre que más tocó la pelota (55 veces, igual que Marcone), el segundo que más pases hizo (37) con una efectividad del 78% y, encima, aportó en la faceta defensiva con 7 recuperaciones. Además, claro, convirtió el tremendo golazo de tiro libre y generó dos situaciones claras para convertir (una de las cuales terminó anulada por un fino fuera de juego de Ábila).
“No sé en dónde juega, pero es un fenómeno”, dijo en su raid mediático del martes Daniele De Rossi. Apenas 24 horas tardó en tener razón el italiano: Bebelo es el fútbol de Boca.