Desde que la era Gustavo Alfaro dio su puntapié inicial, allá por enero de 2019, que Ramón Ábila tomó un protagonismo mucho mayor en Boca. No solo porque sus números terminaron siendo mejores que los del propio Darío Benedetto en el primer semestre, sino porque también se impuso como el goleador del renovado equipo post Madrid y como el único centrodelantero natural que tiene el plantel. Sin embargo, su plenitud se da en medio de varios problemas físicos que lo vienen aquejando a lo largo del año.
“Tuvo una molestia en el gemelo después del partido con River. Todavía es muy pronto para saber si va a llegar o no a la revancha”, decía el entrenador luego del triunfo ante Defensa y Justicia. Desde el club, aseguran que no habrá parte médico porque el problema no lo amerita: lo evaluarán día a día y verán qué pasa en dos semanas. El Xeneize se volverá a entrenar el martes por la tarde y se quedará concentrado hasta el sábado en el Hotel Madero, con algún que otro doble turno en el medio. Allí, en Casa Amarilla, lo exigirán para ver para qué está.
Este inconveniente se desprende de una avulsión en el aductor a fines de agosto en la vuelta ante Liga de Quito y que lo dejó marginado durante un mes. Aquella fue la tercer lesión muscular que sufrió Ábila: antes, en marzo y mayo, sufrió dos desgarros en los aductores. Primero en el derecho, que no le permitió jugar dos partidos por la fase de grupos (Athletico Paranaense y Jorge Wilstermann), y, luego, en el izquierdo, que lo dejó afuera de casi toda la Copa de la Superliga.
En 2018, durante su primera etapa, tuvo otras tres lesiones, dos de ellas muy pegadas entre sí. La primera fue una molestia en el aductor en marzo, de la que se dijo que se había producido en una visita a la cárcel junto a Carlos Tevez, lo cual fue luego desmentido. En septiembre aparecería la única oficial comunicada por el cuerpo médico: una lesión grado 2 -un desgarro- en el sóleo derecho que lo dejó un mes afuera. Su vuelta nunca fue óptima, tanto así que terminó resintiéndose a fines de noviembre en el gemelo, a poco de la final ante River en diciembre.
Son seis lesiones, siete contando la que lo aqueja ahora. Todas musculares. En promedio, es una cada tres meses, por las cuales se perdió alrededor de 15 partidos. Su presencia en la vuelta en La Bombonera será de suma importancia para el cuerpo técnico. ¿Llegará?