No, el partido de River en La Bombonera no fue el mejor. De hecho, fue uno de los más flojos que tuvo el equipo de Marcelo Gallardo en esta Copa Libertadores -y hasta en el semestre- . Pero al Millonario le alcanzó con lo que había hecho en la ida en el Monumental para quedarse con un lugar en la final del torneo más importante de Sudamérica.

Y así, el Muñeco volvió a amargar a Boca. Porque desde que el entrenador está sentado en el banco de suplentes de River, el Xeneize no hace más que sufrir. No sólo por los resultados que se hayan dado en los Superclásicos, sino porque todo lo que Gallardo logra en el conjunto de Núñez profundiza más aquello que no sucede en La Ribera, lo expone. Porque eso mismo fue lo que hizo en la revancha en La Bombonera: mostró que, cuando no puede jugar como suele jugar (un poco porque Boca lo empujó a eso y otro poco por la tranquilidad del resultado en la ida), este equipo de Gallardo es inteligente como para dejar que sea el otro equipo el que haga el desgaste, el que se desespere, el que comience a sufrir ante cada oportunidad desaprovechada. El River del Muñeco logra lo que otros conjuntos no, y lo logra en un Superclásico. Y vuelve a festejar en la cara del rival de toda la vida, que ya no soporta tenerlo enfrente: con el Muñeco en el banco, el Millonario le ganó a Boca todas las series mano a mano que disputaron.

¿Cómo le fue a Gallardo en las definiciones mano a mano?

Todo comenzó en el 2014 en la semifinal de la Copa Sudamericana. Después de un empate sin goles en La Bombonera, River festejó en el Monumental gracias a un gol de Pisculichi y tras el recordado penal de Gigliotti que atajó Barovero. Un año más tarde, en los octavos de final de la Libertadores 2015, también volvían a celebrar los de Gallardo después del episodio del gas pimienta que quedará en la historia negra del fútbol argentino y mundial.

Pasaron tres años, pasaron cinco títulos del River de Napoleón en el medio -tres internacionales, incluida la Copa en la que eliminó al Xeneize- y otra vez un equipo de Gallardo festejaba en un mano a mano contra Boca, ahora en el ámbito local: en marzo de 2018, con el 2-0 en Mendoza el Millonario se quedaba con la Supercopa Argentina 2017. Pero la mayor alegría llegaría nueve meses después, el 9 de diciembre: la final de la Copa Libertadores que terminó disputándose en Madrid. El desenlace de la película es conocido por todos y otra vez lo tuvo al entrenador millonario celebrando, en el que Gallardo definiría como “el partido de mi vida”.

El fútbol, el destino y la llave de la Copa Libertadores volvieron a cruzarlos y le dieron una nueva chance a Boca para intentar frenar un poco el aluvión Gallardo. Pero la condena de Boca contra él parece inevitable: el quinto mano a mano Superclásico volvió a quedar para el DT del club de Núñez.

¿Hasta cuándo tiene contrato Gallardo en River?

Y la historia no parece tener final feliz para el Xeneize mientras Marcelo Gallardo esté en el banco de La Banda. Quizá la única solución para Boca sea que River consiga esta Libertadores, viaje a Qatar a jugar el Mundial de Clubes en diciembre y festeje contra Liverpool (si se da la lógica) en la final. Quizá que River sea campeón del mundo sea lo mejor para el Xeneize porque así, tal vez, Marcelo Gallardo quiera irse en busca de nuevos desafíos -¿Barcelona? ¿la Selección?- y deje de atormentar al rival de toda la vida, que nunca se olvidará de él.