Necesitamos defensores de verdad y jugadores de calidad“, dijo Jorge Bermúdez en la presentación de Carlos Zambrano, el segundo refuerzo que logró cerrar la gestión del Consejo de Fútbol a principios del 2020. El defensor peruano venía de una larga inactividad en el Basel, en donde no jugaba desde mayo del año anterior, y cuyos minutos finales antes de desembarcar en La Ribera habían sido en la Copa América de Brasil. Boca, últimamente, tiene el hábito de comprarse problemas que no tiene.

EL AJUSTADO FIXTURE DE BOCA

Si algo se le había destacado al ciclo de Gustavo Alfaro, fue su capacidad para encontrar la zaga central tras varios años de incertidumbre en esa zona: Carlos Izquierdoz y Lisandro López se asentaron a lo largo del 2019 y Miguel Ángel Russo disfrutó de los frutos de ese trabajo en el comienzo de su etapa, pero en el inicio del 2021 dejaron de compartir cancha. “Hizo ocho goles y ganó tres títulos. Después vino una dirigencia nueva, un técnico nuevo y cambiaron de opiniones en cuanto a él, no por rendimiento futbolístico porque ha demostrado un altísimo rendimiento”, advirtió Gustavo Goñi, representante de Lisandro. Desde el club le pidieron paciencia, pero el empresario tenía un punto.

Para ser claros: el Cali y Lichi disputaron, en total, 45 partidos juntos desde el arranque, en los que el Xeneize ganó 25 veces, empató 12 y perdió ocho, recibió 27 goles en contra, mantuvo la valla invicta en 27 oportunidades y le convirtieron más de un tanto en siete ocasiones. Es decir que tienen una efectividad de más del 65%; y el equipo se fue con el arco en cero en más de la mitad de los cotejos disputados (el 60%). A estos números, además, hay que sumarles otros dos duelos en los que fueron titulares, pero en una línea de tres: ante Vélez, por la Copa de la Superliga 2019 (0-0), y ante River, por la Copa de la Liga Profesional 2021 (1-1).

¿Por qué, entonces, Russo decidió romper algo que, efectivamente, le daba resultado? Cuando comenzó la Copa de la Liga Profesional, el DT se inclinó por el ingreso de Zambrano y apostó en algunas oportunidades por una línea de tres, motivada principalmente por algunos desajustes defensivos, pero, también, por la llegada de Marcos Rojo. Sin embargo, el cuerpo técnico nunca terminó de convencerse y decidió regresar a las bases: con la vuelta de la dupla López-Izquierdoz, Boca recuperó solidez, ganó cuatro encuentros seguidos y, además, no le convirtieron en los últimos 270 minutos.

Es contraintuitivo aventurar que los defensores se han ganado la titularidad, en parte porque ya lo han hecho, y en parte, también, por los constantes vaivenes del entrenador. Y tras superar otra prueba de fuego, ante Santos en la Copa Libertadores, meter mano sería una decisión tan polémica como antipática.