La Selecta llega con la moral por las nubes y espera rescatar un punto para avanzar como primero del Grupo A.

El grito se repitió una y otra vez en el Estadio Cuscatlán. Y fue tal la insistencia, que el deseo se hizo realidad: El Salvador se impuso ante la Selección mexicana por 2-1, en el marco de las Eliminatorias de la Concacaf para el Mundial de Estados Unidos 1994.

Ya pasaron 27 años desde entonces. Y sí, muchas cosas han cambiado, como la enorme distancia que separa a un equipo y otro. Pero la Selecta se prepara para enfrentar a México con ese mismo espíritu, sin pretender nada más y nada menos que ser la piedra que provoque un nuevo tropiezo del Tri en la Copa Oro.

Ya sin Carlos de los Cobos, quien dejó el cargo por motivos personales, El Salvador viene realizando una muy buena presentación en el certamen y ahora mismo cuenta sus partidos por victorias. Tan solo necesita un punto para amargarle la noche a México y avanzar como primero del Grupo A.

El plan de la Selecta, evidentemente, es mucho más conservador que el de aquel partido en el Cuscatlán. El equipo de Hugo Ernesto Pérez no tiene intenciones de asumir el protagonismo, ni mucho menos: lo más seguro es que veamos un equipo jugando en bloque bajo, dominando el espacio y cediendo la posesión al Tri.

El Salvador es uno de los tres equipos que mantiene su valla invicta en lo que va de Copa Oro, algo que coincide con los problemas de la Selección mexicana en la finalización de las jugadas. La combinación es ideal para las aspiraciones de los salvadoreños, solo falta un ingrediente: recordar la rivalidad que existe con el Tri para mantener la concentración.

Porque, efectivamente, este no es un partido más para la Selecta. El odio deportivo hacia México viene de varias décadas y solo ha aumentado con el paso de los años, luego de declaraciones de referentes del futbol mexicano que no han hecho otra cosa que revivir la tensión con la que se juega cada partido entre ambos combinados.

Este domingo, en el Estadio Cotton Bowl, El Salvador vuelve a enfrentar a la Selección mexicana con la intención de arruinarle los planes en la fase de grupos. El grito probablemente no sea el mismo, pero el deseo de dar el batacazo contra el Tri sigue presente. Tanto, como después de que Hugo Sánchez dijera que “ni por accidente perderemos en el Cuscatlán“.