El primer ministro italiano, Mario Draghi, abrió unas conversaciones con la Federación de Fútbol italiana (FIGC) para estudiar medidas para contener el importante aumento de contagios por coronavirus en el Calcio registrado en las últimas semanas, que pueden llevar al cierre de los estadios al público o hasta a la suspensión de la Serie A.
Italia ha visto aumentar verticalmente el número de infecciones en las últimas semanas, con 220.000 casos registrados el jueves y 108.000 el viernes, y en la Serie A se han detectado más de noventa positivos en la última semana.
Draghi contactó este viernes al presidente de la FIGC, Gabriele Gravina, para manifestar su preocupación por la situación y barajar medidas para limitar los contagios, algo que se hará más detalladamente el próximo miércoles en una cumbre entre Gobierno y Federación futbolística.
La conversación se desarrolló de forma serena, con ambas partes dispuestas a analizar soluciones, aseguran este sábado los medios italianos. Volver a jugar a puerta cerrada, después de que se permitiera un aforo del 50 por ciento en la última jornada, es una de las opciones más probables, según las fuentes mencionadas.
La voluntad de la FIGC y de la Liga de la Serie A es seguir compitiendo para evitar acumular retraso en el desarrollo del campeonato liguero, que alcanzó la vigésima de las 38 jornadas previstas y que debe terminar el próximo 22 de mayo.
En este sentido, la Liga de la Serie A publicó recientemente un nuevo protocolo sanitario que permite a los clubes disputar sus compromisos si cuentan con un mínimo de trece futbolistas a disposición.
“El fútbol no cierra”, tituló este sábado el diario La Gazzetta dello Sport, aunque reconoce en su portada que “existe el riesgo de jugar a puerta cerrada”.
También Corriere dello Sport y Tuttosport, los otros grandes diarios deportivos italianos, excluyen la posibilidad de que la Serie A se suspenda.