No existe persona dentro del mundo River que no desee que este fatídico 2022 termine cuanto antes. Porque a lo largo de este año, las derrotas en partidos clave se suceden y Marcelo Gallardo no parece encontrar la forma de detener esta sangría que ahora le costó la Copa Argentina, que significaba la chance de conseguir un nuevo título y la vía “rápida” a la Copa Libertadores 2023, sin pensar en la tabla anual.
El Millonario fue a La Rioja luego de perder tres de los cuatro partidos del torneo local, que lo alejaron definitivamente de la pelea por el título. Por eso y más allá de las ausencias por lesión o convocatorias internacionales, viajó con lo mejor. Lo único que no llevó es lo que más extraña: su voracidad a la hora de competir seriamente.
Porque Patronato, que más allá del posible cambio de sistema y supresión de los descensos, es un equipo necesitado de alegrías y así jugó. De igual a igual, sin nada que perder y poniendo en riesgo a Centurión, incluso al sobreponerse al buen gol de Zuculini, sorpresivamente en posición de delantero. Con la velocidad de sus delanteros, Estigarribia encontró el espacio entre una defensa que supo alcanzar la gloria pero el tiempo es cruel: Maidana, Pinola y Casco lo miraron llegar hasta el área chica y el arquero no tuvo nada que hacer.
Después de varias situaciones polémicas como un codazo de Enzo Pérez y una supuesta mano en el área reclamada por River, apenas comenzado el segundo tiempo llegó, por el mismo sector izquierdo de la defensa, el remate de Herrera que fue inatajable. La respuesta fue inmediata con un lujo de Juanfer Quintero, que metió un gol olímpico, pero ni la presión de los hinchas ni la jerarquía le permitió alcanzar la victoria. Incluso, la más clara la tuvo Sosa en la última jugada, en la que corrió 30 metros en soledad pero se frenó y Pinola se la robó de atrás.
En los penales, el optimismo ya era mínimo: Zuculini tiró su remate a las nubes y pese a la tapada de Centurión a Rodríguez, Altamirano le atajó el suyo a Matías Suárez y Valdez Chamorro sentenció una noche para el olvido, una más en este año que cada vez más huele a fin de ciclo.