La ilusión de la Selección argentina en la Copa del Mundo sufrió un durísimo golpe en un estreno para el olvido. Arabia Saudita dio la primera gran sorpresa en Qatar, se impuso por 2-1 y ahora obliga al equipo de Lionel Scaloni a recuperarse ante México y Polonia si no quiere despedirse demasiado temprano de la cita mundialista.
El inicio era prometedor: dominio de la pelota y pases entre líneas para romper una defensa adelantada y en línea, pero la apertura del marcador llegó por un penal “de VAR” sobre Paredes que Leo Messi, olvidando aquella ejecución ante Islandia en 2018, definió con categoría. Y pudieron ser más goles por la manera de defender de los árabes, pero en las tres definiciones mano a mano, una del 10 y dos de Lautaro Martínez, se sancionó offside, una de ellas milimétrica, por un hombro del Toro.
Dibu Martínez había sido un espectador en la primera parte, especialmente por la sólida tarea defensiva. Pero todo se desmoronó en un puñado de minutos cuando empezó el complemento: pérdida de Messi en el círculo central, mal movimiento del Cuti y definición de Al Shehri; unos instantes después, pasividad en la marca y bombazo de Al Dawsari que noqueó a Argentina.
Con más desesperación que ideas, con rendimientos individuales muy bajos y el 10 apagándose de a poco, nada salió: Arabia se retrasó unos metros y defendió de manera cómoda los centros cruzados sin destino. Apenas un remate que Tagliafico desvió y un cabezazo de Julián Álvarez fueron las chances claras de un empate que no llegó.
Derrota inesperada y dolorosa, que termina con el invicto de la Scaloneta y que obliga a ganar o ganar el sábado ante México, pero más aún a mejorar en todas las líneas para que el Mundial no se termine demasiado rápdio.