Barcelona y Real Madrid volvieron a ganarse la atención del mundo completo. El partido más importante del mundo tuvo su versión número 188 y, en esta ocasión, el nuevo Camp Nou fue el escenario de fondo del duelo entre dos equipos que suelen pelear en la parte alta de la Liga española.
Para el Barcelona era la oportunidad de superar al archienemigo, considerando que la parte alta de la tabla está apretada. Los merengues, mientras tanto, buscaban extender su estadía en el segundo lugar, posición que ocupan con una unidad por encima de los culés. El Girona, por su lado, cruzaba los dedos por una empate, ya que su sorprendente liderato estaba en riesgo si ganaba el equipo de Ancelotti.
El partido comenzaba con los reflectores puestos en la tribuna, ya que Mick Jagger y Ronnie Wood estaban presentes en el Camp Nou para alentar al equipo que llevaba el típico logo de los Rolling Stones en su camiseta. Una movida de Spotify, uno de los auspiciadores de los blaugrana.
En cuanto a las acciones, los catalanes comenzaron de la mejor manera. Corrían apenas cuatro minutos cuando la potencia y la avivada de Ilkay Gündogan le permitieron al Barcelona ponerse arriba en el marcador. El turco-alemán intentó una pared con Ferrán y la pelota le quedó servida en el área madridista, por lo que simplemente definió con clase, ante la salida de Kepa (6’).
¿Por qué los Rolling Stones vistieron al Barcelona en el Clásico?
Sin emargo, la solvencia del Barcelona se iría poco a poco diluyendo. Pese a que en la primera mitad no estuvo en problemas su ventaja, ya en el complemento los merengues comenzaron a poner en peligro el triunfo de los culés. La entrada de Luka Modric, por Tony Kroos, a los 63’, fue una de las variantes que le dio más poder ofensivo al equipo de la capital española.
Pero el que fue determinante, sin dudas, fue Jude Bellingham. El inglés sacó un zapatazo desde fuera del área, fuera de contexto, y a los 68’ puso la paridad. El salto estrambótico de Ter Stegen no sirvió más que para hacer más bella la conquista del inglés, que, en esta jornada llegó a los diez goles por la escuadra merengue.
Precisamente, fue el propio Bellingham el que marcó el 2-1 definitivo para la visita. Un centro fue desvíado en el área del Barça y le quedó servida al inglés y ex Bosrussia Dortmund, que simplemente la empujó al fondo del arco, cuando el partido parecía irse con un empate (90’). El tardío gol desató la algarabía de los visitantes, que con este triunfo alcanzan al Girona en lo más alto de la tabla de posiciones de la Liga.