Sí, es cierto que un punto no representa un gran logro a estas alturas de la temporada. Pero lo hecho por el Betis ante Valencia tiene una importancia tremenda. Y no solo por haber sumado en un campo tan complicado como Mestalla, sino por el contenido de su propuesta.
La mano de Quique Setién se nota a simple vista. El equipo andaluz tiene asimilados una serie de automatismos que le permiten, en buena medida, imponer las condiciones en el rectángulo de juego. Sin embargo, nada de esto sería posible sin la presencia de Andrés Guardado en la mitad de la cancha.
El Principito tuvo una extraordinaria actuación ante su ex equipo, demostrando lo equivocados que estaban cuando lo utilizaron como lateral izquierdo. Todas las pelotas pasaron por sus pies y siempre eligió de manera correcta, desarticulando la presión del rival y facilitando las largas posesiones del Betis.
A lo largo de los 90 minutos que estuvo en cancha, Guardado realizó un total de 71 pases y tuvo un 87% de efectividad. Además, hizo un extraordinario trabajo sin pelota, siendo el encargado de coordinar la salida del equipo con pelota dominada y señalar el camino a seguir para posicionarse en campo contrario.
Ni Mauricio Pellegrino, ni Ernesto Valverde ni Miroslav Djukic se atrevieron a ponerlo como volante de contención durante su paso por el Valencia. De haberlo hecho, la historia de Guardado en el conjunto Che tal vez habría sido distinta…