La crisis de Bayern Múnich parece no tener explicación. Muchos decían que el flujo de juego no era natural porque James Rodríguez no jugaba, pero este sábado, con el colombiano en cancha, el campeón de la Bundesliga cayó en su casa 3-0 contra Borussia Mönchengladbach, un club práctico que tuvo dos llegadas claras y las dos las concretó para darle otro golpe letal a los dirigidos por Niko Kovac.
De hecho, al croata se le vio la misma expresión que entre semana cuando su equipo empató con Ajax por la Champions League. Al DT se le acaban las ideas y el rumor de que el vestuario se está revelando toma fuerza cada vez que el Múnich entra en acción. Para encontrar la última victoria del conjunto rojo hay que ir hasta el 19 de septiembre cuando venció 2-0 a Benfica por el torneo europeo.
Desde ese momento todo ha sido mal juego, desorganización, falta de ideas y una defensa tan vulnerable que lo que antes era seguridad ahora es puro temor. Así lo evidenciaron Alassane Pléa y Lars Stindl, quienes anotaron los dos primeros tantos del encuentro ante las estiradas insuficientes de Manuel Neuer para proteger su arco.
Y aunque Bayern tuvo la pelota, la rotó por toda la cancha y llegó en varias ocasiones hasta la última línea, no hubo letalidad y, por ende, tampoco goles. Y se escucharon los silbidos en el Allianz por parte de una fanaticada y, de hecho, los nervios hicieron que llegara el tercer tanto del visitante gracias a una jugada en la que Patrick Herrmann, sin ninguna marca, bajó la pelota con el muslo y fusiló al portero local.
Hubo VAR, pero la decisión no cambió, como tampoco lo hace Bayern y su juego, el mismo que ahora lo tiene lejos de la punta en la tabla de posiciones de un torneo en el que antes era el que siempre tenía la palabra. Ahora son otros los que mandan.
Und ihr so? ? #FCBBMG 0:3 pic.twitter.com/e8vwKge0kb
— Borussia (@borussia) 6 de octubre de 2018