La historia de vida de Carlos Randazzo es digna de una película. Vaivenes entre fútbol, drogas, cárcel y estilos de vida.
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Es el único futbolista en la historia que pasó por los dos clubes más grandes de Argentina y volvió al archirrival. Es hincha de River de toda la vida, pero era del barrio de La Boca y realizó las divisiones inferiores en el Xeneize. Surgió y dio los primeros pasos en Primera a fines de la década de los 70.
Hasta que fue utilizado como moneda de cambio por Diego Armando Maradona. Con la llegada del 10 a Boca, el club tuvo que ceder algunos futbolistas a Argentinos. Entre ellos se encontraba Randazzo, quien era representado por Guillermo Coppola, como Maradona.
Tras pasar por el Bicho, jugó en Racing y cumplió su sueño de vestir la blanca con la banda roja. En 1982 jugó en River y no pudo sostener su nivel con el paso del tiempo. Por eso, al año siguiente regresó a Boca Juniors. Increíble. El único jugador en la historia que tuvo esos vaivenes entre los dos clubes más grandes del país. Su carrera siguió en clubes menores.
Fuera de lo futbolístico, el exjugador admitió que conoció las drogas en una gira en su paso por Boca y no esquivó el tema. En 1993 fue por primera vez a la cárcel, en Caseros, donde estuvo once meses, acusado del homicidio del empresario Virgilio Escobar.
Una vez absuelto, desligó su vida de las cámaras y las primeras planas. Optó por mudarse al sur de Argentina. Puso un gimnasio en Villa La Angostura, vendió artesanías y hasta quiso volver a probar suerte en Barracas Central. En 2005 fue detenido por tenencia de estupefacientes junto a su pareja, en San Martín de Los Andes. Una vida de película.