Las series finales que se juegan a dos partidos tienden a llenarse de cábalas y rituales que llenan de color la previa de la fiesta del fútbol, una de las creencias más arraigadas es la de que el equipo que cierra en casa la llave tiene una ventaja sobre el que abre como local, pues llega a su cancha y ante su público conociendo el resultado del primer juego.
Para el Junior de Barranquilla parece que lo anterior funciona de forma opuesta, pues cuando inicia las series jugando en casa sufre menos que cuando cierra en ella, y es que el Metropolitano se ha convertido en un fortín, donde el Tiburón se hace intocable y consigue los mejores resultados.
Los datos que respaldan este postulado son los 22 partidos ganados en su casa, contra 7 empatados y tan solo 4 perdidos, para una efectividad en casa superior al 70%, algo para que la hinchada del Junior no se tarde en agotar las entradas para ambas finales, pues el equipo se hace muy fuerte ante su público.
Un dato extra y menos alentador es el escaso porcentaje de éxito que tiene Junior cuando juega de visitante: Por copas internacionales perdió con Olimpia, Boca, Palmeiras, Lanús, Defensa y Justicia; empató con Guaraní (0-0) y Colón (1-1), le ganó a Alianza y Santa Fe (ambos 2-0), una razón más para que el conjunto colombiano afine toda su artillería y la disponga para conseguir una ventaja importante en el primer partido de ambas series, pues el sueño del doblete está más cerca que nunca, pro también en su etapa más crítica, definitiva y complicada.