Tottenham tiene a veces picos muy altos, en los que le puede ganar a cualquiera (eliminó a Manchester City en la Champions League), y otros bajos, de descuidos, de vulnerabilidad. Y este sábado, frente a West Ham United, en su propia casa, el equipo de Mauricio Pochettino vivió uno de esos duelos en los que la pelota no entra, en los que se va derrotado como uno más.

El responsable: Michail Antonio, el delantero inglés que anotó el único gol del encuentro para silenciar a la fanaticada de los Spurs, para romper el invicto del arco que tenía Tottenham en su nueva casa, para generar los rostros impávidos de Dele Ali, del mismo Pochettino y de Harry Kane desde el banco.

Y aunque Tottenham salió a buscar el empate con 23 minutos por delante para hacerlo, West Ham aprovechó esa ansiedad y contó con unas cuantas opciones para aumentar su ventaja. De hecho, Antonio, abucheado por su grosero festejo tras el 1-0, por poco se desquita de nuevo tras un potente remate que desvió con su humanidad el balón. Seguido también tuvo un mano a mano que pudo controlar muy bien el defensor colombiano Dávinson Sánchez.

En el otro arco los Spurs también atacaron, pero se encontraron con una defensa férrea que a veces contó con suerte o que supo responder, como la sacada de Fabián Valbuena que ahogó el grito de gol en la línea.

West Ham se quedó así con tres puntos de oro, valiosos no por lo que le sirven sino por el daño hecho a los Spurs, que ceden terreno en su pelea por mantenerse en los puestos de Champions.

El ingeniero Pellegrini le ganó el duelo de entrenadores sudamericanos a Pochettino, quien volvió a padecer de la irregularidad de algunos de sus jugadores. Por ahora, el aliciente, además de perder en su estadio, es que en esta jornada Chelsea y Manchester United se enfrentan y, por ende, se quitarán puntos entre ellos.