¿Cómo se hace para desvincular el presente del pasado? ¿Y del futuro? Boca ganó 3-0 en Quito y jugó la vuelta con la ventaja del resultado. Pero también con lo que casi seguramente tendrá como consecuencia la clasificación: una serie de Superclásicos. Y los hinchas, simbióticos como siempre, se comportaron igual que los jugadores.

Se entiende. Pocos venían a ver este partido ante Liga. A lo sumo, tendrían la expectativa de un fútbol champagne que nunca llegó a atravesar el campo de juego. Festejo por la clasificación y a otra cosa. “Que el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”.

El Xeneize volverá al Monumental y a encontrarse con River después de casi nueve meses. Todo un parto. Así lo palpitó la gente afuera y adentro. El diálogo en la tribuna fue monotemático. Y los cantitos que levantaban el clima, también. Que quién tiene que jugar, que quién tiene que salir, que De Rossi sí, que De Rossi dónde, que si Reynoso, que si Capaldo…

Pero el metamensaje apunta a las semifinales. A esas ganas irracionales -porque nadie diría lo contrario por más que lo desee- de volver a enfrentarse con el clásico rival. La sed de revancha es tan alta como la inmediatez con la que puede darse. Y La Bombonera, una vez más, bajó su mensaje. Cueste lo que cueste.