La eliminación de la Copa Libertadores 2019 a manos de River supuso un durísimo golpe para las aspiraciones de Boca de conseguir la séptima y, en especial, para Gustavo Alfaro, entrenador designado para recuperar la mística de Carlos Bianchi. Por eso, la frase dicha en la conferencia de prensa posterior al insuficiente triunfo, podría adelantar un fin de ciclo anticipado: “quiero terminar estos partidos y después irme a casa a recuperar mi vida”.
Pero más allá de la decepción internacional, hay un factor clave en la decisión del DT: las elecciones del 8 de diciembre, donde se definirá el futuro de la institución con un futuro absolutamente incierto y mucho más luego de esta eliminación. Nicolás Burdisso dejaría su cargo si el oficialismo, que lleva a Christian Gribaudo como candidato, no es reelecto, ya que no formaría de los planes del resto de los competidores en los comicios.
Con contrato hasta el 31 de diciembre de este año, es por esa razón que rechazó la intención de renovar su vínculo, ya que no quiere quedar atado ante un posible cambio de gestión que no cuente con él.
Por lo pronto, el Xeneize tiene seis partidos más para completar el año en la Superliga que lo tiene como líder junto a Argentinos Juniors:
31/10: Lanús (V)
03/11: Arsenal (L)
10/11: Vélez (V)
26/11: Unión (L)
30/11: Argentinos (L)
07/12: Rosario Central (V)
Más allá del debate que se pueda mantener sobre el rendimiento futbolístico del equipo, está claro que, con estas palabras, Alfaro admite que no pudo sostener la presión que significa ser el técnico de Boca justamente en este momento donde River se encarga año a año de darle un nuevo golpe, sobre todo en su caso donde no formaba parte de la historia de la institución y está cerca de los 30 años de trayectoria como entrenador. Así, el adiós se aproxima con estadísticas excelentes pero derrotas dolorosas.