A veces los entrenadores toman decisiones apresuradas cuando les apremia un resultado en vivo. Barcelona mostró su peor cara en el Ciutat de Valencia y, pese a la titularidad de Arturo Vidal, el mediocampista salió del campo justo después del 2-1 parcial del Levante, que luego anotó otro gol más y sostuvo su ventaja para sumar un triunfo histórico. Ni Messi pudo con ellos.
El Rey, con 64 minutos de juego, fue víctima de la contingencia. No estaba haciendo un mal partido, aunque de los tres del medio era el menos preciso, con 27 aciertos y 8 fallos a nivel de pases (77.1%) y el que con dos faltas rozaba la tarjeta amarilla en cada una de los acciones vehementes. En los últimos cinco minutos del primer tiempo, el juez Hernández Hernández le cobró dos faltas, sobre Carlos Clerc y Gonzalo Melero, que provocaron dos tiros libres para los Granotes.
La ventaja inicial blaugrana no bastó. Encima, en el penal que convirtió el mejor futbolista del planeta había un offside de Griezmann que ni el VAR vio, en un error grave de la videoasistencia. El peor amigo de Vidal, en todo caso, fue el fuera de lugar: cuando cedió para Carles Pérez el canterano estaba inhabilitado, misma situación que vivió en carne propia tras una filtración de Sergi Roberto hacia su persona. Metiéndose entre los centrales, sobre todo tras la lesión de Luis Suárez, o construyendo desde la derecha. Siempre buscó algún espacio que marcara más diferencias.
Pero José Campaña y Borja Mayoral, en una ráfaga y desnudando las falencias de un bajísimo Gerard Piqué, metieron dos goles en dos minutos y Ernesto Valverde lo quitó para equilibrar el medio con Sergio Busquets. A los dos minutos, eso sí, sacó a Arthur y Ansu Fati pasó a formar una especie de 4-2-4. El de 17 años remató dos veces en la última media hora, ningún compañero siquiera dañó la puerta de Aitor Fernández y el tanto de Nemanja Radoja, 3-1 definitivo, lo debatieron con rabia Suárez y Vidal en una banca donde también se quedó, eternamente, Ivan Rakitic.