El ingreso del chileno en Reggio Emilia coincidió con el peak de rendimiento del conjunto.
Se atrevió y lo logró. Simone Inzaghi detectó que el Inter no estaba a la altura de las expectativas y no lograba destrabar su visita al Città del Tricolore. Entonces optó por hacer ingresar a cuatro de sus alternativas y logró ganarle al Sassuolo 2-1. Edin Dzeko (por Correa), Federico Dimarco (por Bastoni), Matteo Darmian (por Dumfries) y Arturo Vidal (en desmedro de Calhanoglu) tuvieron 33 minutos para encontrar dos goles y cumplieron con su misión. Es más, en la primera acción con la planilla renovada Ivan Perisic le metió un centro al área al bosnio, que pinchó a gol con su cabeza ante la nula reacción de su marcador Gian Marco Ferrari.
Arturo le traspasó personalidad y actitud a sus compañeros. Con el Rey en cancha, el Nerazzurri lo sintió un líder y sus colegas comenzaron a buscarlo para que el balón se trasladase de la mitad propia a la del Neroverdi, que perdonó tanto tras el gol de Domenico Berardi que lo pagó. Y muy caro.
En lo numérico (gracias a los datos de Opta), el ex Bayern Munich ganó dos entradas, aportó un despeje, cometió tres faltas, remató una vez (el local necesitó de una barrida para sacarla del área) y entregó correctamente 15 de los 18 pases que intentó. En lo concreto, tomó el rol de organizador, aportó en defensa y ataque, enredó a los zagueros rivales y le sumó pierna fuerte a una zona que arrancó con un turco sin un rol claro y terminó con un Rey hambiento de más participación y abonado a la lucha en la previa de otras tres batallas con la roja de Chile.