El delantero del Fenerbahçe tuvo otra maravillosa actuación; con 33 años, se mantiene físicamente impecable y desequilibra casi siempre.
Iban 40 minutos del segundo tiempo cuando Enner Valencia recibió un pase largo al costado izquierdo que parecía imposible de alcanzar. Pero él fue igual. Porque el capitán de Ecuador, además de tener un talento inagotable, aporta una base de sudor que muy pocas estrellas tienen. En este Mundial Qatar 2022, ya tiene tres goles y, aunque tiene mucho menos nombre, se sitúa en la misma mesa de otros jugadores que tuvieron una gran primera jornada pero mucho más cartel: Richarlison, Mbappé, Pedri. Da igual el nombre.
Tiene 33 años pero físicamente es un animal. Valencia no para de correr y es una alternativa constante para la descarga de la línea de atrás de Ecuador. Jamás se esconde, jamás se achica, jamás no la pide.
Es uno de los pocos jugadores del Mundial que apuesta al mano a mano con naturalidad y decisión. Apuesta a gambetear, ir al frente ante los defensores.
Tras los dos goles del debut ante Qatar, Valencia volvió a marcar y es el goleador del torneo, pero probablemente haya sido lo de menos en el empate ante Países Bajos. El atacante del Fenerbahçe tira diagonales, patea al arco, aguanta casi todo lo que le tiran. A eso le agrega un combo explosivo con la pelota en el mano a mano: tuvo hasta ahora enorme facilidad para sacarse jugadores de encima.
Valencia juega muy bien sin el balón. Entiende cuándo explotar la idea de tirarse hacia una banda, comprende el momento en el que puede ir a luchar con los centrales. Hace todo bien.
Salió lesionado y será una preocupación para todo Ecuador. Mientras esté bien, el equipo de Alfaro tiene una gran ventaja. Por ahora y en este torneo, Valencia está a la altura de los grandes nombres de este torneo.