8 de julio de 2014. Belo Horizonte. Cinco de la tarde. Brasil sale a disputar la semifinal de su Mundial ante Alemania, con el sueño de llegar a la final en el Maracaná intacto. Neymar lo mira desde su casa: se había lesionado tras una dura infracción desde atrás de Camilo Zúñiga en el partido anterior, por los cuartos de final. La fiesta brasileña en el Mineirao es total, pero termina siendo efímera: la alegría da paso a la tristeza en menos de media hora, cuando el equipo de Jurgen Klopp ya gana 5-0.
El 7-1 se mantiene como la derrota más humillante, al menos de la modernidad. Para encontrar una caída peor, habría que remontarse al Maracanazo. En lo deportivo, semejante tropezón generó la salida de Luis Felipe Scolari y de casi todo el plantel: de aquellos 23 convocados en 2014, solo repitieron Fernandinho y David Luiz en la Copa América 2015 y únicamente Dani Alves en la Copa América Centenario. Tite, en cambio, le renovó la confianza a seis integrantes de aquella plantilla para esta nueva lista de cara a Rusia 2018: Thiago Silva, el capitán, Marcelo, Fernandinho, Paulinho, Neymar y Willian.
Como pocas veces antes, la efectividad jugó un papel preponderante: según Opta, Brasil dominó casi todas las facetas del juego y, desde lo estadístico, Alemania no reflejó semejante superioridad. Los de Scolari remataron muchas más veces al arco -18 a 14-, tuvo más tiros de esquina -7 a 5-, tuvo mayor precisión en los pases (85%), metió más centros -20 a 6- y hasta cometió menos faltas -11 a 14-. La gran diferencia fue en la eficacia de unos y otros, siendo que los alemanes acertaron el 83% de sus tiros, tuvieron un poco más la posesión (52% a 48%), ganaron muchos más duelos mano a mano (71% a 28%) y acertaron más centros (dos de seis contra ninguno).
Poco importan los motivos de aquella semejante goleada, lejos de ser la peor de la historia de los Mundiales, pero sí la más resonante, por el escenario, los equipos, y la fase. Hay resultados que escapan análisis o explicaciones y aquel fue uno de esos.
Fuente: OPTA