Fue todo de la Universidad Católica en el primer tiempo. Johnny Herrera, líder e ídolo de Universidad de Chile, vio los veinte centros cruzados con intención de gol. El Chapa Fuenzalida y Edson Puch, más abiertos que de costumbre, se aprovecharon de que Matías Rodríguez y Matías Campos López no volvían a tiempo a potenciar la línea de tres defensores centrales. 

Johnny se estiró en el piso y amagó el intento de Luciano Aued desde fuera del área. Magnasco tocó con el Chapita en tándem por la diestra y el capitán obligó un paradón con la pierna de Samurai. Fuenzalida estaba en todas. Metió un centro que Diego Carrasco cabeceó a autogol pero Herrera llegó arriba con su mano. Otra vez Fuenzalida: se escapó de su especialidad con un zurdazo y Mati Rodríguez la sacó antes de la línea.

Hubo un penal no sancionado, de Rafael Caroca sobre Germán Lanaro, y una desconcentración de Benjamín Kuscevic que casi le cuesta a la UC el tanto de Matías Campos López de no ser por un Matías Dituro magistral, pero recién con el inicio del complemento se concretó el guion del primer tiempo: Carlos Lobos se desprendió de los otros mediocampistas centrales, Nacho Saavedra y Aued, y asistió en dos oportunidades: al Chapa, cómo no, que desde la derecha la timbró en la esquina después de que Caroca y Carrasco chocaran con sus cabezas y dejaran libre la zona de finalización. Y a Edson Puch, que también la tiró esquinada para un Herrera que solo la rozó. 2 a 0. Con Aued otra vez por fuera, ya medio acostumbrado. Con Aued ganando de cuerpo a todos.

Gonzalo Espinoza la perdió saliendo y el Chapa metió el pique en un carril más central. Aunque antes ya había participado en el tanto de Puch y marcado el propio, Fuenzalida siempre quería más. Y lo habilitó a Duvier Riascos que, abierto, se la levantó a Herrera y concretó la goleada. Los de la ofensiva franjeada cumplieron más de una función. Cornejo llegaba a línea de fondo con Puch como mediocampista. Después Puch hacía lo propio y el agobio que sufría la defensa azul era latente. Hasta entró Diego Buonanotte y nadie pudo detener sus incursiones en la derecha. 

Vino la roja de Espinoza, por una agresión en el cuello a su ex compañero en Racing Luciano Aued, y un golazo de cabeza de Aued que le sacó suspiros a Quinteros cuando su eje extendió la crisis de confianzas y rendimiento laico (8% lleva Alfredo Arias con 1 punto de 12 posibles) con un cabezazo a gol (4-0) tras una falta fuera del área de Herrera a la Culebra colombiana y un tiro libre perfectamente servido por, siempre, Fuenzalida. El gran jefe del 188 de blanco y azul. Todo San Carlos le cantó a su archirrival que es de la B por su condición de penúltimo.