Crónica de una muerte anunciada. Al menos de una semana que no tenía cómo terminar bien. Todo comenzó con una balacera en el Centro Deportivo Azul. Tres hinchas de la Universidad de Chile heridos. Luego vinieron las declaraciones desafortunadas de Johnny Herrera. Para no ser menos, la dirigencia aportó vendiendo a dos de sus mejores figuras ofensivas: Ángelo Araos y Mauricio Pinilla. Y el plantel puso de su parte, para complicarlo todo: no pateó ni una vez al arco de Paulo Garcés, cayó goleado 0-4 ante Antofagasta sin ninguna apelación y demostró que sin más refuerzos no tiene el material para pelear el campeonato. El único que llegó al día de hoy, Sebastián Ubilla, dio apenas cinco pases -cuatro bien- en los 54 minutos que estuvo en cancha. Hasta que Frank Darío Kudelka lo relevó para hacer ingresar a Yeferson Soteldo, el mejor de todos, el único que parece estar a la altura de la camiseta.
Ronald Fuentes niega pelea “a combos” con Pinilla
Dos mazazos. Rodrigo Contreras, el tucumano que nació en San Lorenzo, metió doblete en un lapso de cuatro minutos, Michael Lepe instaló la goleada triunfando en un mano a mano con Herrera, sin marcador alguno y evidenciando que Matías Rodríguez cambiado de perfil no funciona, y los universitarios alargaron su vergüenza con la guinda del venezolano Eduard Bello, que recuperó y culminó un centro decisivo de Jason Flores. Funcionaron todos los engranajes de la ofensiva puma, que trepó hasta la cima de la zona de Copa Sudamericana. Mientras los nortinos se ilusionan por una campaña de ensueño, los de Kudelka cayeron directo al piso, donde no fluyen ni las ideas. Tal y como si los antecedentes externos a la cancha supeditaran su fracaso sabatino.