Doha es la capital de Qatar y queda a más de 13 mil kilómetros de Buenos Aires. ¿Qué tiene que ver este país del Golfo Pérsico con el fútbol sudamericano? Absolutamente nada. Pero allí es donde CONMEBOL pretende llevar la fallida final entre River y Boca.
La ciudad fue fundada en 1825 y se convirtió en capital en 1916, cuando el país se convirtió en un protectorado británico. Atravesó fuertes momentos de pobreza hasta después de la Segunda Guerra Mundial, época en la que pudo comenzar a explotar sus máximas riquezas: el gas y el petróleo. En 1971, logró su independencia y, a partir de allí, su economía comenzó a crecer exponencialmente.
Doha se sitúa la desértica península arábiga. ¿Qué significa esto? Que, a pesar de estar en invierno, las temperaturas son altas: máximas de casi 40 grados y mínimas de 20. En 2022 será anfitrión de la Copa del Mundo, el cual se disputará en esta época del año justamente por esta problemática.
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Para el Mundial se proyectan cuatro estadios en la zona y el único que ya está terminado es el Estadio Internacional Khalifa, que fue inaugurado en 1976 y remodelado en 2014. Se reinauguró en mayo de 2017 y tendrá una capacidad para 68 mil espectadores cuando esté terminado.
Allí es donde se definiría la Copa Libertadores. Allí, donde alguna vez Argentina y Brasil jugaron el Superclásico de las Américas y en donde Lionel Messi hizo uno de los goles más lindos con la Albiceleste. Allí, casi en la Luna -como dijo Rodolfo D’Onofrio-, es en donde, tal vez, se terminará esta historia interminable.