Muchos interrogantes hay alrededor de la detención de Nicolás De la Cruz en Asunción, en la previa del partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertadores entre Cerro Porteño y River. Más allá de que la denuncia contra el jugador por la supuesta agresión a un policía en 2016 es real, llama la atención que el asunto salga a la luz recién tres años después y justo en el marco de un partido trascendental. Por eso, en Núñez todas las miradas apuntan hacia su rival y, específicamente, a uno de sus dirigentes.

Diego Tuma, el abogado que contrató el Millonario para que se haga cargo de la defensa del jugador, no dudó a la hora de acusar: “La sospecha apunta a que Cerro Porteño pueda haber movido algún tipo de contacto en la Justicia. Dio la casualidad que había una orden de detención y esperaron a que el jugador se instalara en el hotel para proceder”. Horas antes, el juez de la causa, Alcides Corbeta, había reconocido: “No sé qué pasó para que De la Cruz no fuera informado de la causa cuando ingresó al país”.

En diálogo con TyC Sports, Tuma dio un nombre clave en esta trama: “Cerro Porteño tiene un dirigente que se llama Ariel Martínez, que es un hombre muy influyente. Hoy es sólo directivo, pero fue el presidente de los fiscales y Ministro del Interior”. Enterado de la acusación, el directivo respondió con munición pesada: “Yo me enteré de esto a través de la prensa, como todos. Me da vergüenza como abogado y como paraguayo que River esté representado por una persona que hace una acusación de este tipo, es un irresponsable”.

Más allá de la desmentida de Martínez, la situación es por demás llamativa. En especial, después de que el embajador uruguayo en Paraguay, Federico Perazza, confirmara que De la Cruz había ingresado dos veces a territorio paraguayo luego de que fuera radicada la denuncia para jugar con la Selección Sub-20 de su país y nadie le había informado sobre la acusación en su contra.