El desempeño de Miguel Sanó con Minnesota ha cumplido con todo el potencial que los Mellizos avizoraban cuando sus cazatalentos comenzaron a darle seguimiento. En aquel entonces, dominicano era un adolescente de 13 años y jugaba en su país natal.
Pero el progreso de Sanó, subrayado por sus prodigiosos jonrones, ha sido un tanto empañado por su alto número de ponches, las lesiones que le han impedido disputar más de 116 juegos en cualquiera de sus cinco temporadas en las mayores y una propensión al sobrepeso, vinculada con su gran complexión, que ha requerido trabajo constante para mantenerse bajo control.
Ahora que Sanó y los Mellizos enfrentaban la posibilidad de un arbitraje salarial, ambas partes accedieron a un contrato por tres años y 30 millones de dólares, el cual se formalizó el martes. La contratación puso de manifiesto que el club cree en el avance cuantificable de Sanó, si bien le recuerda que hay más espacio para que crezca el antesalista de 26 años.
“Mi agente me llamó y me dijo: ‘Tienes un contrato sobre la mesa, ¿lo quieres?’”, relató Sanó el martes en el Target Field. “Yo dije: ‘Sí, vamos a tomarlo’. Y es que no pienso en el dinero, sino en jugar con los Mellizos. Elijo mi futuro, mi familia. Eso es lo más grande para mí ahora”.
Sanó, quien devengó 2,65 millones de dólares durante la campaña anterior, en su primer año de elegibilidad al arbitraje, repuntó respecto de un complicado 2018. Bateó 34 jonrones, la mayor cifra en su carrera, durante apenas 105 juegos en 2019.
Todos sus vuelacercas llegaron después del 1 de mayo, con lo que constituyeron la sexta mayor cifra en la Liga Americana a partir de esa fecha. Ostentó también un OPS de .923, el más destacado de su trayectoria.
“Mostré lo que puedo hacer”, dijo Sanó. “El año pasado fue una demostración. No jugué la temporada completa y tuve buenos números. Sé que ellos saben lo que puedo aportar. Realmente estoy ansioso por seguir haciendo esto”.
El comienzo demorado obedeció a otra lesión, una laceración del talón, sufrida cuando el quisqueyano celebraba un campeonato en la liga invernal de su país.
La lesión resultó más frustrante aún porque Sanó había modificado sus hábitos de entrenamiento en el receso entre campañas y había perdido 25 libras (11 kilogramos). Los Mellizos mencionan actualmente que el pelotero mide seis pies y cuatro pulgadas (1,93 metros) y pesa 272 libras (123 kilos).
Sanó quería también demostrar algo a sí mismo, luego de una campaña de 2018 en la que jugó apenas 71 encuentros en las Grandes Ligas, tuvo sus peores cifras con un promedio de .199 y 13 cuadrangulares, y pasó parte de la campaña en las menores.
Ahora, afirma que ha empleado la misma rutina de entrenamiento que el año pasado. Sin embargo, no prevé jugar pelota invernal en República Dominicana.
“Pienso que, con el dinero que estoy recibiendo ahora, voy a seguir adelante y a crear un núcleo de gente alrededor de mí, voy a contratar gente que pueda ayudarme, como un masajista y alguien que me apoye con el entrenamiento, además de tener lo que hay aquí en la organización”, comentó Sanó. “Pienso que es importante para mí ahora pensar en lo que hice el año pasado. Si juego una temporada completa, probablemente pueda elevar al doble mis números”.
El contrato, que incluye una opción del club para renovarse en 2023 por 14 millones de dólares, cubre lo que hubiera sido las primeras dos campañas en que Sanó estaba en posibilidad de declararse agente libre.
Originalmente, Minnesota contrató a Sanó en 2009.
“A esa edad, cuando hacía contacto con la pelota, la hacía volar fácilmente”, dijo Fred Guerrero, director de los Mellizos para búsqueda de talentos en América Latina. “Para un chico de 14 o 15 años, conectar una pelota a 400 pies es algo que normalmente no se ve. Y él lo hacía con un bate de madera, ni siquiera de aluminio. Lo hacía muy fácil. Llamaba la atención de la gente, incluso de la que no tenía idea de cómo debe lucir un pelotero”.
Ahora, Sanó tiene un buen contrato.
“No es mucho”, dijo en broma acerca de los 30 millones. “Puedo ganar más que eso”.