El mediocampista chileno ha rendido a un mejor nivel desde que abandonó la condición de capitán en el cuadro alemán.

La Bundesliga tuvo un arranque vertiginoso, con partidos electrizantes de principio a fin, con goles y emociones de todo tipo. Y en este contexto, el Bayer Leverkusen ha sido una de las gratas sorpresas del campeonato alemán, protagonizando una propuesta de juego sumamente atractiva al ojo del hincha.

El cuadro de las Aspirinas viene de demostrar ante Borussia Dortmund que no le tiembla el pulso ante los poderosos de Alemania. Bajo la conducción de Gerardo Seoane, el Leverkusen ha desplegado el estilo de Vollgassfussball que tanto ha calado en la Bundesliga con la nueva generación de entrenadores.

Se trata de un fútbol a toda velocidad, con rápidas transiciones que llevan el balón de un área a otra en cuestión de segundos. Todo esto demanda un desgaste muy importante en el centro del campo, zona en la que Seoane ha encontrado al jugador que hace funcionar al equipo como reloj suizo: Charles Aránguiz.

Aunque esta es su séptima temporada en las filas de Die Werkself, el mediocampista chileno ha comenzado este nuevo ciclo con la ilusión renovada y siendo una de las figuras más destacadas en este gran inicio del Leverkusen, algo que contrasta con el nivel que venía mostrando hasta hace unos meses.

¿Qué cambió con Aránguiz?

El ex Universidad de Chile es la mejor prueba de que también se puede ser líder desde el silencio. Aránguiz se siente mucho más cómodo desde que abandonó la condición de capitán del equipo, algo que lo libera de una gran responsabilidad y le permite centrarse en su trabajo como volante.

Los resultados son extraordinarios: es el mediocampista con más pases completados del equipo en lo que va de temporada y ejerce como metrónomo, manejando los tiempos del equipo y siendo la guía de sus compañeros en el rectángulo de juego cuando el Leverkusen se divorcia de su idea de juego.

La sociedad con Palacios

La idea de Seoane se sostiene en un 4-2-3-1 bien definido, en el que Aránguiz tiene un compañero inseparable en el centro del campo: Exequiel Palacios. Juntos conforman el doble pivote del cuadro de las Aspirinas, mostrando un gran entendimiento que inexorablemente se ha traducido en el buen funcionamiento de este equipo.

A diferencia de otras propuestas más convencionales, los mediocampistas del Leverkusen no tienen un rol exclusivo: todos son responsables de la marca y la elaboración. No existe esa compensacion en la que uno ataca y el otro defiende. Tanto Aránguiz como Palacios tienen la capacidad para adaptarse a cualquier escenario que se presente.

El tema del idioma también representa un aspecto sumamente importante. Porque a pesar del tiempo que tiene en el Leverkusen, Aránguiz no habla alemán. La presencia de Palacios a su lado le permite tener una comunicación mucho más efectiva y mantener la coordinación con el argentino para mantener ese equilibrio en el mediocampo.

Seoane entendió que Aránguiz rinde mejor desde el silencio, con un liderazgo mucho más efectivo a través de su labor en el campo. Quizás los anteriores entrenadores sobrevaloraron los liderazgos ruidosos, que anteponen la gestilucación y las arengas a los hechos. A Charles déjenlo trabajar tranquilo… y que los resultados nos sigan sorprendiendo.