“El Barcelona es el club más difícil y más exigente del mundo”, aseguró el entrenador en la previa del partido ante el Eintracht. ¿Y la realidad?
Una sentencia, que pretende ser una verdad, puede durar días, meses, años y hasta siglos. O puede también desvanecerse rápidamente, como niebla que desaparece para ver más claro el horizonte. La altisonante frase que pronunció Xavi Hernández en la rueda de prensa previa al partido de vuelta contra el Eintracht fue desmentida 24 horas después por su propia afición. Y esa desmentida, desde el Camp Nou, se televisó en directo para todo el mundo.
“El Barcelona es el club más difícil y más exigente del mundo”, había declarado este miércoles el entrenador catalán. El jueves, en su estadio, los aficionados y los socios del club azulgrana le exigieron poco y nada al equipo porque, directamente, dejaron sus asientos vacíos para que se sienten los miles de seguidores alemanes que vistieron de blanco la Ciudad Condal y las gradas culés.
El Camp Nou –pruebas a la vista- fue blanco y alemán. Se pitó el himno de la institución y las figuras blaugranas fueron también abucheadas como si jugaran de visitante, muy lejos de su casa. Poco le exigieron a Busquets, a Jordi Alba, a Pedri y compañía porque fueron pocos los aficionados locales que se acercaron al campo de juego. Y esos pocos, además, fueron tapados por la marea visitante.
“El Barcelona es el club más difícil y más exigente del mundo”. A mediados de 2021, también pocos, muy poquitos para la dimensión de la entidad, exigieron o se manifestaron para que continuara el mejor futbolista de la historia del club. Xavi tendrá sus razones para sostener y seguir sosteniendo su afirmación: loable tarea del entrenador porque deberá mantener su pensamiento a pesar de su afición…