Durante mucho tiempo, en Europa se cuestionó a Gonzalo Higuaín por no aparecer en las etapas decisivas de la Champions League. El Pipita, que llegó a pasar cuatro años sin marcar goles en la fase final del certamen, estaba perseguido por una estadística que marcaba que apenas tenía tres tantos en 27 encuentros de eliminación directa en el torneo. Y entonces llegó el cruce de octavos contra Tottenham, en el que el argentino aseguró prácticamente solo la clasificación de Juventus y silenció todas las críticas que podría haber recibido.
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En el encuentro de ida, el delantero marcó los dos goles de la Vecchia Signora en el empate 2-2, pero no fueron pocos los que eligieron destacar el penal que falló y que podría haber significado un 3-1 que hubiera sido definitivo para la serie. Pero en la revancha, Higuaín no dejó lugar abierto para la crítica: en un partido muy flojo del equipo italiano, que era ampliamente superado por los Spurs, el atacante convirtió el 1-1 y, 180 segundos después, metió una asistencia más propia de un armador de juego que de un goleador para que Paulo Dybala marcase el tanto de la clasificación.
Ni siquiera necesitó una gran actuación desde lo colectivo, el Pipa, para ser el hombre decisivo de la serie. En Londres, fue el jugador que menos pelotas tocó a lo largo de los 90 minutos, con apenas 27 participaciones, y sólo tuvo un remate al arco: el gol del empate. Un tanto que certifica, una vez más, que cuando el argentino convierte, sus equipos no pierden: en los 19 encuentros que marcó en la competición, ganó 15 e igualó 4.
Además, hacía más de seis años que el atacante no anotaba y asistía en el mismo partido de la Champions: la última vez había sido el 22 de noviembre de 2011, en un 6-2 de Real Madrid sobre Dinamo Zagreb en el que hizo un gol y entregó dos.
Fuente: OPTA