En el Etihad Stadium, Manchester United se hizo más fuerte que nunca en toda la temporada. Le ganó al Manchester City, su clásico rival, alargando así su paternidad, y amagó el intento citizen por conquistar la Premier League. La llave la tenía Alexis Sánchez.
Fue un tiempo para cada equipo. Vincent Kompany e Ilkay Gündogan tenían a los de Pep Guardiola por encima del marcador y todo estaba de su lado: la posesión del balón, el control total del juego y las mejores llegadas. Pero el café estuvo cargado y el chileno, que no era protagonista y que le llegaba muy poco a su extremo, rompió con la hegemonía local. Armó, con clase y amagues, la jugada del descuento de Paul Pogba, asistió desde la izquierda otro del francés y sirvió el tiro libre que peinó Chris Smalling para llevarse los puntos desde la casa del archirrival.
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Con eso bastó. Mourinho lo mandó a descansar en los últimos diez minutos y cerró los caminos de su ataque. Defender era la prioridad y David de Gea le sacó una clarísima al Kün Agüero al filo de los descuentos. Con seis fechas por jugar, la distancia entre ambos se redujo a 13 puntos. Y aunque todo parece que el festejo final se inclinará a favor del City, el United no dejó que celebraran en su cara. Y lo hizo, en gran parte, por el ímpetu de su número 7.
Fuente: OPTA