Universidad de Chile golpeó fortísimo a Iquique en la altura de Calama (4-2), ganó después de 86 días y abandonó el último puesto de la clasificación en el Campeonato Nacional. Además, Alfredo Arias ganó su primer partido entre diez disputados y lo hizo encontrando el fútbol y, sobre todo, la contundencia extraviada.
Pese a las condiciones climáticas, adversas para ambos por la falta de costumbre, fueron los laicos los que desde un inicio la pasaron con criterio, fueron más peligrosos, obligaron a que Sebastián Pérez evitara una goleada de más proporciones y se encomendaron a triunfar sin pestañeos.
La cuenta la abrió el panameño Gabriel Torres, que celebró por primera vez con la camiseta azul -hoy roja- al frente del arco del Zanahoria en una jugada de pelota muerta que Gonzalo Espinoza impactó en el palo y que Sebastián Ubilla conectó primero. También de un palo nació el 2-0: de Nicolás Oroz, a pase de Torres, que el ex Racing resolvió. En ese primer lapso, que incluyó un descuento de Matías Donoso de cabeza en un anticipo a Lucas Aveldaño tras el centro de Pablo Corral, Pérez evitó, con achiques, el personal de Ubilla y otro de Torres que entraba en velocidad cuando Ubilla, la figura, lo asistió profundo.
Con ese mismo ímpetu del primero salió a jugar el segundo tiempo la U de Arias. Espinoza desactivó tres marcas, se hizo un festín con la zaga de los Dragones y sacó un derechazo esquinado. 3×1. Y luego de los tantos anulados a Ubilla y Jean Beausejour, Leandro Benegas condujo, Pablo Parra lo habilitó y el Torito estableció el cuarto. La firma tan necesaria como de júbilo del León.
El segundo de Donoso llegó de penal (de Aveldaño al propio Donoso), y fue un tiro potente al centro del arco de un Fernando de Paul establecido como titular a la vez que Johnny Herrera, a punta de instrucciones, no era menos que un técnico en la banca. El nacionalizado chileno, que prácticamente no fue requerido este domingo, la alcanzó a rozar. Pudieron ser cinco en el minuto final, pero Benegas se la intentó pasar a Nicolás Guerra muy débil. Volvió a achicar Pérez. En el término de semestre volvieron los goles y la confianza para un grande que ha tenido que convivir con la zona del descenso durante todo 2019.