Conmovido como nunca Francesco Totti habló con los tifosi del Olímpico tras la sufrida victoria con el Genoa 3-2. El histórico Capitano se despidió de su afición con una larga carta, abriendo su corazón como nunca lo había hecho. Totti dijo adiós con el siguiente texto.
“Aquí estamos, llego el momento. Esperaba que no lo hiciera nunca. Pero aquí está. En estos días he leído muchas cosas sobre mí, bonitas, muy bonitas. Siempre lloré, todos los días. Solo, cómo un loco. 25 años no se olvidan, con ustedes a mis espaldas que me apoyaron en cada momento, sobre todo en los difíciles. Les quiero dar las gracias. Saben que no soy de muchas palabras, pero las pienso. En estos días hablé con mi mujer, le conté los años que viví con esta camiseta única. Escribimos una carta. Si no seré capaz de terminarla, lo hará mi hija Chanel que lo está deseando. Bueno, la leo que se está haciendo tarde, es hora de cenar. Pero es me quedaría aquí 25 años más”.
-Gracias Roma, a mis padres, a mis hermanos, a mi familia, mis amigos. A mi mujer, a mis hijos. Empecé desde el final, desde los saludos, porque no sé si lograré leerlo todo. Es imposible contar 28 años con palabras, me gustaría hacerlo con una canción o una poesía. Pero no soy capaz. Intenté hacerlo con mis pies, con ellos todo me sale más sencillo. Mi juguete favorito es el balón, y lo sigue siendo. Pero llega un día en que te haces mayor. Y me dijeron que el tiempo ya había decidido. Maldito tiempo. El mismo tiempo que el 17 de junio del 2001 queríamos que pasara rápido. Queríamos que el árbitro pitara tres veces para ganar el scudetto. Sigo teniendo piel de gallina pensándolo.
-El tiempo me vino a decir que era hora de sacarme la camiseta y las botas, porque ya soy un hombre, ya no podía oler el césped desde tan cerca. Me pedí porque me despertaron de mi sueño. ¿Saben cuándo vuestra madre los despierta en el medio de un sueño muy bonito, porque tienes que ir al colegio? Me pasó lo mismo, pero no era un sueño, era la realidad.
-Quiero dedicarle esta carta a todos los que estuvieron a mi lado, a los chicos que se hicieron hombres viéndome jugar y a los niños que gritan ‘Tottigol’. Me gustaría que mi carrera sea para ustedes como un cuento de hadas para contar. Ahora se acabó de verdad. Me saco la camiseta, la doblo con cariño, aunque en el fondo todavía no estoy listo para decir ‘basta’. Nunca lo estaré. Pido perdón si en estos meses no concedí entrevistas ni aclaré mi futuro. Pero apagar la luz no es fácil.
-Ahora tengo miedo, pero un miedo distinto a lo que se siente tirando un penalti. No sé lo que será de mí. Concededme tenerlo. Esta vez necesito yo vuestro cariño. Con él, seguro que lograré pasar página para vivir una nueva aventura.
-Ahora quiero darle las gracias a todos los que trabajaron conmigo. Los técnicos, los jugadores, los hinchas, la Curva Sud. Nacer romanos y romanisti es un privilegio. Ser el capitán de este equipo fue un honor. Están y estarán siempre en mi vida. Ya no los emocionaré con mis pies, pero mi corazón siempre estará con ustedes. Ahora bajaré la escalera, iré al vestuario que me acogió cuando era un niño, y que abandono ahora, siendo un hombre. Estoy orgulloso y feliz de haberles dado 28 años de amor. Los amo. Francesco.