Pelé, Diego Maradona, Michel Platini, Zico, Ronaldinho, Zinedine Zidane, Roberto Baggio, Lionel Messi… ¿Por qué los jugadores más habilidosos lucen el 10 en la espalda? La respuesta más simple: por un error. Sí, así es, fue una falla burocrática. Sucedió en la previa del Mundial de Suecia, en 1958. Los directivos brasileños no enviaron a tiempo la numeración y fue el uruguayo Lorenzo Villizzio, miembro del Comité Organizador de la FIFA, quien le asignó un número a cada jugador, sin criterio alguno: a Edson Arantes do Nascimento, un chico de 17 años que iba a ser suplente, le dio la 10. Así, sin querer, cambió la historia del fútbol.
Ese adolescente, eternizado luego como Pelé, se consagró en ese torneo como el mejor futbolista del mundo, levantando el trofeo, el primero para su país. A partir de entonces, el 10, su camiseta, pasó a ser requerida por todo aquel habilidoso admirador del Rey brasileño. Diez son los mandamientos, diez son los dedos de la mano y diez es la perfección en una escala de puntajes. Pelé era también el 10. Todo cerraba.
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Los números en las camisetas de las selecciones aparecieron recién en la Copa del Mundo de 1950. Cuatro años después, en Suiza, se reglamentó que cada hombre utilizara el mismo número durante toda la competencia. Sin embargo, hubo que esperar hasta 1958 para que esa cifra de dos dígitos cobrara una simbología especial.