El próximo domingo 9 de diciembre se jugará el Superclásico de la final de la Copa Libertadores, y lo hará en el Santiago Bernabéu. Los preparativos para alojar esta cita se van complementando sin pausa alguna. Como por ejemplo, el proceso de acreditaciones a los medios de comunicación, o el reparto de las entradas. Y a su vez, en el propio terreno también se van concretando algunas medidas. Una de ellas es el dispositivo de seguridad alrededor del coliseo blanco por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

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Así las cosas, según ha podido comprobar Goal, alrededor del Santiago Bernabéu habrá un triple anillo de seguridad en las calles aledañas de acceso al estadio. Una medida que ya se ha aplicado en la capital española en un par de ocasiones en las que la amenaza terrorista estaba en niveles máximos. Como por ejemplo, en el Clásico entre Real Madrid y Barcelona en noviembre de 2015, justo después de los atentados en París. Entonces en el estadio merengue hubo un despliegue de 1000 efectivos de la Policía Nacional y otros 1400 de la seguridad privada de los propios clubes y de La Liga, incluidos francotiradores en los tejados alrededor del campo. Hubo un dispositivo similar en abril de 2017 ante el Real Madrid-Bayern Múnich de Champions League.

El triple anillo de seguridad consiste en un triple control por parte de los efectivos de seguridad. En primer lugar, control de documentos de identidad junto con las entradas, dado que éstas serán nominativas. Nadie podrá superar dichos controles sin un ticket con su nombre, unido con su correspondiente pulsera identificativa [tal y como ya se ha anunciado, no se pondrán entradas a la venta en taquillas del Santiago Bernabéu, ni tampoco en Argentina, sino que las entradas reservadas se recogerán en persona en puntos de encuentro en Madrid, y será ahí donde se efectuará el primer proceso de identificación con la recogida de la entrada y la pulsera correspondiente].

Asimismo, el triple anillo de seguridad no sólo se basa en un control identificativo, sino sobre todo, en un exahustivo cacheo de seguridad para evitar que se puedan introducir objetos peligrosos. Entonces se recomendó llegar al estadio con al menos dos horas de antelación, y evitar mochilas o bolsos en la medida de lo posible. En ambas ocasiones, los partidos se desarrollaron con total normalidad y sin incidentes reseñables además. Una experiencia previa que invita al optimismo en la capital española.