Campeón de la Copa Libertadores por segunda vez en cuatro años, nada menos que contra Boca y en Madrid. Dos finales ganadas mano a mano sobre el Xeneize. Otros cuatro títulos internacionales y dos Copas Argentina. El de Marcelo Gallardo ya es, sin ningún lugar a dudas, el ciclo más exitoso de la historia de River. Sin embargo, a pesar de todos lo logos y por increíble que parezca, al Muñeco aún le queda una cuenta pendiente en el Millonario: el campeonato local.

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A pesar de que el conjunto de Núñez es el que más torneos ganó en toda la historia del fútbol argentino, en los cuatro años y medio que lleva el actual entrenador, River no sólo no pudo consagrarse en ninguno de los cinco certamenes que se disputaron completos hasta la fecha, sino que apenas en una ocasión pudo pelear hasta el final por el título. Y fue cuando la Era Gallardo recién comenzaba.

En el Campeonato de Primera División 2014 (mal llamado Torneo de Transición), el primero del Muñeco al frente del plantel, el Millonario llegó a la punta en la fecha 5 y no se movió de lo más alto durante las siguientes 11 jornadas. Sin embargo, cuando llegó el momento de enfrentar al escolta Racing en la 17°, el DT tomó una postura que sería una constante a lo largo de todo el ciclo: la prioridad no fue el torneo local, sino un certamen internacional. A pesar de que el partido contra la Academia podía encaminar al conjunto de Núñez definitivamente rumbo al título, el Muñeco decidió cuidar a los titulares de cara a la revancha contra Boca por las semifinales de la Copa Sudamericana. En el Cilindro, el equipo de Avellaneda se impuso 1-0 y dos semanas después fue campeón.

El torneo siguiente, que se jugó en forma anual durante 2015, River estuvo enfocado durante todo el primer semestre en la Libertadores, donde sería campeón, pero aún así logró mantenerse en los primeros puestos de la tabla. Sin embargo, el viaje a Japón a principios de agosto para disputar la Copa Suruga Bank le provocó al plantel un desgaste del que no pudo recuperarse en todo el segundo semestre: de los 12 partidos que disputó en el campeonato tras el regreso de Oriente, ganó apenas tres y terminó noveno, a 15 puntos del primero, Boca.

Para 2016, la AFA decidió volver a acomodar su calendario al europeo y en el primer semestre organizó un ridículo torneo corto con dos zonas de 15 equipos. El equipo de Gallardo, volcado nuevamente a la Libertadores, finalizó 9° en su zona y se quedó afuera de la zona de clasificación a la Copa de 2017. Así, el Millonario quedó obligado a ganar la Copa Argentina para entrar al certamen continental: enfocado por completo en ese objetivo, descuidó la primera parte del Campeonato 2016/17 y cerró el año 7°, a 9 unidades del Xeneize, que marchaba puntero.

Con la Libertadores anualizada para 2017, el conjunto del Muñeco pudo enfocarse en el torneo local y estuvo cerca de dar el zarpazo: con 9 triunfos en los primeros 12 partidos que disputó en el año, River logró respirarle en la nuca a Boca, pero dos caídas en las últimas 4 jornadas lo dejaron a las puertas del batacazo. Finalmente, fue segundo, a lejanos 7 puntos del campeón.

En la primera edición de la Superliga, en tanto, el Millonario volvió a descuidar el torneo local por un objetivo mayor: la primera parte del torneo 2017/18 transcurrió mientras el conjunto de Núñez avanzaba hacia las semifinales de la Libertadores, por lo que el DT jugó muchos partidos con suplentes. El golpe sufrido contra Lanús en el certamen internacional, encima, le dejó al equipo un mareo del que tardó casi 5 meses en recuperarse: para cuando llegó la reacción, tras el triunfo sobre Boca en la Supercopa Argentina, el tren del campeonato ya había pasado hacía tiempo. Finalmente, River terminó 8°, a 13 puntos del líder.

Ahora, tras 15 fechas de la Superliga, el equipo de Gallardo marcha 11°, a 14 puntos de Racing, aunque con cuatro partidos menos. Luego de la coronación en la Copa, al Millonario le quedan por jugar dos partidos del torneo en el año, en los que buscará aunque sea descontar algo de la distancia con la cima. Para saber si podrá dar pelea habrá que esperar hasta el año que viene. Hoy, está claro, es lo que menos importa.