“Este va a ser el semestre de Pavón”. Contundente como suele serlo, Gustavo Alfaro se propuso como desafío para este 2019 recuperar a uno de los futbolistas más determinantes de Boca. Pero a un mes de su llegada, Kichan cosechó los silbidos de La Bombonera y un desgarro que lo mantendrá al margen de unas semanas que pueden ser importantes para las aspiraciones del equipo.

La derrota ante Atlético Tucumán fue la gota que rebalsó un vaso que se viene llenando desde el Mundial. Si a un mes de Rusia 2018, cuando Jorge Sampaoli decidió convocarlo para formar parte de la Selección argentina, era la gran revelación de la Superliga argentina, menos de un año más tarde se convirtió en una de las más grandes decepciones. ¿Qué pasó desde ese momento para que el siete bravo se convierta en un siete dócil?

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El fracaso en la Copa del Mundo, en donde jugó todos los encuentros pero fue titular solo contra Francia, se destaca como el punto de quiebre. Allí se empezó a hablar sobre su salida al fútbol europeo en cifras millonarias, pero ninguna de las ofertas -si llegaron- se concretaron. Al peso de esos rumores se sumaron otros dos factores que pueden servir como explicación de su falta de confianza: la experiencia de una situación adversa cargada de responsabilidades y el trajín que fundió su físico después de los 69 partidos consecutivos que disputó entre el 14 de julio de 2016 y el 11 de mayo de 2018.

El desgarro en el choque de ida de la final ante River fue el primer aviso. Éste es el segundo. A las piernas de Pavón las frenaron sus lesiones, pero lo que necesita parar para cumplirle a Alfaro el deseo de recuperarlo es su cabeza.