El delantero chileno no logró concretar en 20 minutos lo que buscaba Conte con él como última esperanza y la Champions castiga completamente al Inter.

Alexis Sánchez entró a la cancha del Giuseppe Meazza sabiéndolo todo. La nunca tan clásica “o hacemos un gol o nos vamos eliminados de la Champions League”. La presión para el 7, como se reconvirtió en la normalidad, ocurrió en los minutos finales de un partido de alto vuelo para el Inter de Milán. 

Como eje detrás de los arietes giró hasta encontrar a Achraf en la punta derecha. Sánchez pudo cerrar la jugada pues tras un lateral ganado por el marroquí maniobró contra tres marcadores del Shakhtar Donetsk, que vivía su misión paralela en Italia. “Un gol” parecía ser la frase más valiosa, el premio, la fase final.

Y hace rato ya que el gigante ucraniano venía avisándole a Handanovic que no serían un rival fácil. Taison puntualmente lo hizo lanzarse al esloveno hacia la esquina de su meta, un minuto antes de que Alexis entrase como revulsivo frente a la necesidad, por Roberto Gagliardini para apostar a una disposición más ofensiva… a 15 del cierre con Lukaku y Lautaro no pudiendo desequilibrarlo antes.

El tocopillano pidió la pelota sin pausas. Cuando Bastoni se la cedió buscó romper la defensa pero Achraf estaba descolgado en posición ilícita. En medio de ese camino Conte cambió de ideas y lo puso a Sánchez de segundo punta, donde despuntó y estuvo al borde del objetivo, pero en una derrota con el fútbol y, sobre todo, con el reloj que no le favorece casi nunca.

El 7 remató a gol un centro de D’Ambrosio en el que le ganó a Maycon la posición con un objetivo, y su disparo de cabeza pasó alto, y cuando volvió a imponerse en el aire -esta vez a Davit Khocholava- Lukaku se interpuso en su camino y el grito se ahogó tal como la vida interista en la Copa de Europa, que lo ve despedirse como 4º de un grupo en el que celebraron el Real Madrid y el Borussia mientras el Shakhtar que siempre valoró que el punto lo dejaba con vida sacó boletos a la Europa League.