Carlos Tevez, en Buenos Aires por decisión táctica. Esteban Andrada, aislado por contacto estrecho con un caso positivo de COVID-19. Edwin Cardona, Jorman Campuzano, Carlos Zambrano y Marcos Rojo, contagiados. Mauro Zárate, desgarrado. Fabra, suspendido. El inicio de Boca en la Copa Libertadores estaba lejos de ser el esperado, que sin sus figuras debía viajar a la siempre desafiante altura de La Paz, en donde hacía más de medio siglo que no conseguía un triunfo. Pero fue con una base sólida, construida sobre un cimiento que, en el club, siempre es cuestionada. Y, una vez más, le dio frutos.

EL RESUMEN Y LO MEJOR DEL TRIUNFO DE BOCA EN LA ALTURA

Hay quien dice que es preferible que “sobre” y no que “falte”, pero para Miguel Ángel Russo, parece, la escasez le vino bien. Sin la presión de tener que poner a grandes apellidos, pudo armar un equipo balanceado, con una idea clara y colectiva de juego, directo y dinámico. Es que lo que habían mostrado Alan Varela, Cristian Medina y Agustín Almendra ante Atlético Tucumán, lo ratificaron en un escenario para nada natural. Y a ellos, encima, se sumó Agustín Obando, quien también mostró credenciales como para pelear por un lugar.

El once está a la vista: ¿cómo podrían llegar a salir los tres juveniles si son quienes aportaron la identidad que Russo tanto necesitaba? Pero, además, siendo que algunos de los nombres que hoy están afuera podrían acoplarse en el sistema actual. Tanto Cardona como Tevez podrían ingresar y potenciar a los chicos, lejos de debilitarlos. Quien deberá convencerse es el entrenador, que, hasta ahora, estaba teniendo problemas para inclinarse por una formación que salga de memoria.

Allí fue donde apareció la mano de Juan Román Riquelme, hombre clave para recuperar a Almendra, junto al resto del Consejo de Fútbol, y principal responsable de que el cuerpo técnico haya convocado a ¡12! chicos de la cantera para ir a Bolivia. Conflictos dirigenciales al magen, la presencia de Riquelme le dio mayor visibilidad al trabajo que el club realiza en inferiores y una de sus principales charlas con el DT de cara a este semestre fue, justamente, la inclusión progresiva de los más jovencitos. Es decir, banca directiva y pista para apostar. Tanto así que hasta Agustín Sández tuvo su debut absoluto en la Primera.

Boca crece de la mano de los pibes y en la escasez. Toda una señal para los más grandes que lo vieron por la televisión.