Tras cuatro años de separación, la pasión ha vuelto: el reencuentro entre Álvaro Morata y la Juventus se parece a una bella historia para la «Vecchia Signora», de nuevo «innaMorata» (enamorada) del español, que ya ha marcado cuatro goles en Champions League.
«En la vida, todos necesitan sentirse deseados», aseguraba recientemente el delantero, interrogado sobre las razones de este «nuevo Morata», receta de actualidad tanto en Italia como en España, donde brilla también en la selección.
¿Qué ha cambiado? Las cifras, sobre todo. Tras terminar su primera estancia de dos años en la Juve, en 2016, el delantero encadenó los clubes – Real Madrid, Chelsea, Atlético Madrid – con estadísticas correctas (16 goles de media por temporada) pero también una cierta inconstancia y la impresión de no progresar.
Tras volver en septiembre a Turín, cedido con opción de compra, con la etiqueta de «tercera opción» tras las conversaciones llevadas por la Juve con Edin Dzeko o Luis Suárez, el español de 28 años hizo pronto olvidar a Gonzalo Higuaín.
Pese a su llegada tardía, se integró fácilmente en el proyecto de Andrea Pirlo, con el que había jugado (y ganado el Scudetto en 2015) en su primer paso por Serie A.
El nuevo número nueve aprovechó la ausencia de Cristiano Ronaldo debido al coronavirus para hacerse indispensable. Y lo sigue siendo tras la vuelta del portugués.
Compañero modélico
En nueve partidos, marcó seis veces, cuatro en tres de Liga de Campeones (uno de los máximos goleadores). Constantemente en la brecha, se le han anulado goles por fuera de juego, tres en el mismo partido, contra Barcelona (0-2) a finales de octubre.
Estadísticas halagadoras para un jugador que aseguraba al llegar no preocuparse por las cifras: «Si hubiera pensado solo en recompensas individuales, habría jugado al tenis».
A sus goles, añade bazas de ser un compañero modélico, activo en la presión y en el repliegue defensivo y a menudo altruista (3 pases decisivos).
Decidido a cuidar su relación con Cristiano Ronaldo, que fue ya su Real Madrid, renunció varias veces a intentar marcar cuando estaba en buena posición para servir al portugués.
«Ahora me siento más completo. Ya no tengo 20 años, y todo lo que pasó en mi carrera me hizo progresar», dijo el español, cuya experiencia internacional saca rédito en Liga de Campeones: en el baúl de los recuerdos turineses está ligado a la buena campaña de 2014-2015 durante la cual había marcado el gol de la Juve en la final perdida contra Barcelona (1-3).
«La misma persona»
Morata atribuye también su nueva «luna de miel» turinesa a la ausencia de problemas físicos que han perturbado a menudo su carrera.
«Si no es la primera vez en mi carrera que juego seis partidos consecutivos participando en más de 60 minutos cada vez… Debe ser solo la segunda. (…) Soy la misma persona, el mismo jugador. Lo que cambia, es el hecho de estar sobre el terreno o no», señaló de esta forma hace diez días, durante la convocatoria de la selección española, a la que volvió tras un año de ausencia.
Ese retorno al primer plano no ha escapado evidentemente al seleccionador español Luis Enrique: «Desde que Morata está en la Juve, es un jugador diferente, en términos de confianza en sí mismo. Progresó en muchos aspectos. Tiene una actitud que me gusta en los delanteros», comentó el exigente técnico el 13 de noviembre.
Y Morata no falló en ese regreso a la selección: su gol contra Alemania – de un cabezazo potente – fue la primera piedra del monumental correctivo infligido a la Mannschaft (6-0) en Liga de Naciones.
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Y Morata vuelve a pensar en la selección de cara al futuro y la Eurocopa. Y parte de la prensa deportiva española ha pedido que sea el nuevo número nueve de la Roja.